03 mayo 2011

La verbena radiactiva de la paloma


Punto de fisión

David Torres

Algaida, 2011

ISBN: 978-84-9877-568-6

376 páginas

20 €

IV Premio Logroño de Novela



Fran G. Matute

¿Qué probabilidades hay de que te caiga un rayo y sobrevivas? ¿Y de que no sólo salgas vivito y coleando sino que encima te otorgue habilidades que antes no tenías? ¿Y de que esas habilidades tengan que ver con una capacidad sobrehumana para leer y transformar la experiencia lectora en putrefactos textos literarios? ¿Y qué posibilidades hay de que este crítico se tope casualmente con el autor de Punto de fisión en un hotel de su ciudad? ¿Y si os dijera que el crítico no había pisado nunca en su vida dicho hotel? Pocas, ¿verdad?

Está claro que los dos últimos interrogantes no forman parte de la trama de la última novela de David Torres, pero sinceramente creo que no hubiesen desentonado mucho de haber sido otra de las múltiples capas de esa cebolla literaria que es Punto de fisión. Una novela dentro de una novela, una novela que aparentemente se hace carne a medida que se escribe, una novela, en definitiva, habitada por editores taciturnos, policías poetas, niños radiactivos (¿se dice así? ¿radiactivos o radioactivos?), superhéroes en coma, elitistas críticos de cine porno, sicarios rusos siameses y grupos terroristas nacionalistas que preparan atentados al son de un chotis.

Ante tremendo elenco de diversidad, no puede uno dejar de pensar en este Punto de fisión como la versión ‘redux’ del Sangre a borbotones de Rafael Reig. Nos da la sensación de encontrarnos ante la obra epítome de ese ‘noir’ ibérico al que hacíamos referencia en anteriores reseñas. A David Torres se le ha ido la olla. Y si no ya me diréis cómo encajar pasajes como ese "Franconstein" (adulterada versión de terror de los últimos días de nuestro dictador favorito) o ese PICHY tan madrileño (Partido Independentista CHulapo ¿Y?).

Punto de fisión es el gazpacho literario perfecto porque, entre la trama negra y los disparates temáticos que salpimentan esta historia, también ofrece algunos de los pasajes más bellos que hayan caído en nuestras manos recientemente. La historia de los niños de Pripyat -según el propio autor, inspirada en la cinta apocalíptica Stalker (1979) de Andréi Tarkovski- resulta demoledora. Y no es esta la única referencia cinematográfica que encontramos en esta novela. También hay menciones al Bergman de El séptimo sello (1957) y esas partidas interminables de ajedrez jugadas contra la mismísima muerte, por no hablar de las numerosas cintas pornográficas visionadas a lo largo del texto, como La polla que vino del frío.

A David Torres se le rebelan algunos de sus personajes como a Pirandello. Pero literariamente, la sombra de Kafka, sobre todo Vonnegut Jr. y hasta Robbe-Grillet planea sobre Punto de fisión. “Un cóctel a medio camino entre el disparate total y la novela picaresca con la tragedia de Chernobyl de fondo”, como se describe indirectamente por uno de los personajes rebeldes de la historia. “Metaliteratura, terrorismo doméstico, costumbrismo histórico, fantasía sanguinaria”, como se menciona en algún párrafo de la misma. Todo en ella es síntesis, tesis y antítesis de la literatura actual patria.

1 comentario:

Hutch dijo...

Esencialmente de acuerdo. Saludos.