
El hacedor (de Borges), Remake
Agustín Fernández Mallo
Alfaguara, 2011
ISBN: 978-84-204-0707-4
264 páginas
18,50 €
José Martínez Ros
Esto no es un reseña: algunas ideas más o menos caprichosas relacionadas con el 'remake' de El hacedor de Borges de A.F.M.
1-Hace algunos meses coincidí en varios actos con L., una joven (muy joven) y entusiasta poeta. Charlamos y, entre otras cosas, me habló de su gran entusiasmo por David Foster Wallace, que, como todos sabemos, es el último mártir de la postmodernidad (en este caso, literaria), sobre todo por La broma infinita. Yo le dije, para su sorpresa, que había leído La broma infinita (y todos los demás libros del gran escritor que fue David Foster Wallace que han sido traducidos al español), y le aconsejé, además, que leyera a Thomas Pynchon y a J. G. Ballard que me parecen autores aún más interesantes, desde mi óptica personal, por supuesto. Con cierta turbación (es una joven muy educada y temía ofenderme), me dijo que le extrañaba que hubiera podido leer La broma infinita y que escribiera como lo hago; es decir, que no hubiera una influencia perceptible, obvia. No me lo tomé mal: no era una afirmación ofensiva, sino ingenua. No tengo nada en contra de La broma infinita: es una novela extraordinaria, pero si –a mi juicio- hay un libro que no abra ningún camino nuevo, sino que cierra uno, definitivamente (y bastante antiguo: empezó con el modernismo de los años 20), a base de exhaustividad, es La broma infinita.
“La tecnología no tiene absolutamente nada que ver con la literatura. Los soportes, las máquinas, los algoritmos, no tienen nada que ver con la creación literaria. La literatura es muy antigua, y siempre ha sido más o menos lo mismo que es hoy en día y lo mismo que será dentro de doscientos años. Es evidente que hay algo llamado historia de la literatura, y que cambian los estilos, el lenguaje, el tipo de historias. Pero lo que la literatura es en esencia, es decir, el uso artístico del lenguaje de la imaginación, eso no cambiará. ¿Sería posible afirmar que el paso de la literatura "oral" a la escrita, o que la aparición de la imprenta, por ejemplo, las dos grandes revoluciones tecnológicas de la literatura, han tenido un efecto fundamental en el arte literario? Yo creo que no. Lo cierto es que, si uno se pone a pensarlo, esto resulta casi asombroso.” Andrés Ibáñez.
2-Estaba echando un vistazo a las mesas de novedades en una librería. Me encontré con un título de un autor joven que desconocía, una novela con un título anglosajón, e miré el resumen de la contraportada. La trama “disparatada”, “frenética”, “hilarante”, giraba en torno a una familia disfuncional cuyos miembros se dedican a tareas enloquecidas en una especie de futuro de tebeo. Uff, vaya, esto me recuerda a… Creo que no leeré nunca ese libro.
“Y llamo curiosa y emblemática la influencia de Foster Wallace porque si bien el desaparecido autor se caracteriza por su aguda mirada narrativa – postnarrativa si se quiere- sobre la cultura norteamericana, no es menos cierto que su mirada es agria, y muy crítica aunque se haga bajo un registro irónico, que por otra parte el mismo entendía como insuficiente y peligroso, mientras que la mirada de sus herederos españoles más que acritud lo que muestra es autocomplacencia, clasismo y neocostumbrismo pop; un pop o un 'afterpop' siempre utilizado como expresión de suficiencia cultural, merchandising y distinción generacional con jerga ya de alta cultura 'of University', ya de exitosa cultura 'wire'.” Constantino Bértolo.
3-No vale la pena referirse a los poemas de A.F.M. que remakean a los originales de Borges. En mi opinión, A.F.M. es un poeta muy menor y sus parodias me resultan detestables. Hasta el éxito de Nocilla Dream, de hecho, todos sus libros anteriores de poemas pasaron desapercibidos y fueron publicados en editoriales marginales. Es, además, un poeta de muy escaso bagaje teórico: de esto, la mejor prueba es su Postpoesía, su famoso ensayo con huevo frito. Lo curioso es que –personalmente- siempre he visto a la llamada Generación Nocilla como un raro grupo de poetas metidos a novelistas.
“Toda esta filfa de la literatura mutante tendría un cierto interés, e incluso gracia, si sus componentes fueran jóvenes veienteañeros que pretendieran provocarnos mientras hacen sus primeras armas literarias. Lo malo es que la mayoría de ellos no cumple ya los 40, lo que no les impide seguir colegueando... Se han construido un tinglado sostenido en el desprecio y la descalificación del resto de los escritores y de los críticos que no les han bailado el agua.“ Fernando Valls.
4-No suelen existir grupos, bandas o cofradías de novelistas. Normalmente, escribir una novela es algo tan agotador, hay que rellenar tantas páginas, emborronar tantos borradores, que no les queda una energía excesiva para la vida social; eso se suele dejar para los poetas que son una especie muy alborotadora, ya que un poema, por muy largo que sea, nunca es tan largo como una novela, así que tiene mucho más tiempo y fuerzas para intrigar con sus semejantes; las amistades e incluso las logias de poetas basadas en el rencor y los agravias más o menos imaginarios son todo un clásico del mundo literario. Pero no olvidemos que, por muy ruidoso y jaranero que sea, el poeta actual suele estar, en el fondo, domesticado, ya que carecen de la posibilidad –con la que al menos tienen la oportunidad de soñar los novelistas- de vivir de lo que escriben: un poeta en España es siempre un funcionario, ya que o bien subsiste del dinero público o bien lo necesita –vía premios locales, municipales, autonómicos, etc- para publicar. Es muy importante no morder la mano que lo alimenta. Eso explica que la mayor parte de la poesía que se publica resulte tan anémica, blanda, castrada. Simplemente, responde a la voz de su amo.
“El formato de Nocilla Dream nos hace pensar inmediatamente en un blog, el blog Nocilla Dream en el que su autor va dejando retazos de textos propios y fragmentos de lecturas que le han impresionado. Estoy seguro que si Nocilla Dream fuese un blog estaría enlazado desde los nuestros en lugar preferente. Nocilla Dream sería un excelente blog. Pero no lo es. Y quizás ese sea el problema al que me enfrento porque lo que tengo entre mis manos se me ha vendido como una novela y de ninguna manera se trata de una novela. Como producto editorial me parece una broma que juega con nuestros deseos de avanzar más allá de la novela como género. Nocilla Dream no anticipa la narrativa del futuro. Las obras de Joyce, Beckett o Bernhard sí lo hacen. La poética de Tzara, de Papasseit y de otros autores de principios del siglo XX ya juegan con los conceptos que emplea Fernández Mallo.” Javier Avilés.
5-Precisamente, lo que define a la mayor parte de los autores nocillesco es un experimentalismo blando, inofensivo. Compararlo con las obras de los grandes autores del postmodernismo norteamericano (John Barth, William Gaddis, Thomas Pynchon, Don DeLillo) y europeo (Milorad Pavic, Ballard, George Perec, Danilo Kîs, Stanislaw Lem) es como poner en la balanza a The Beatles, The Doors, Led Zeppelin, todos los grandes pioneros del pop y el rock contemporáneo con lo que emite a día de hoy la MTV.
“Los personajes de F. Mallo nos muestran su extrañeza ante el mundo: una extrañeza que proviene del azar de un dado en el juego del parchís, y sobre todo derivadas de ideas artísticas, como decorar los chicles pegados al suelo de Londres, o recorrer Estados Unidos en un coche de madera, y esta extrañeza parece un recurso literario de Bolaño, pero F. Mallo se ha olvidado de algo que sí hace Bolaño: éste crea personajes con entidad, con recorrido en el mundo, con heridas, sufrimientos, con vida... Los personajes de Mallo hacen cosas supuestamente poéticas o extrañas pero nunca llegamos a saber por qué. Muchas metáforas sobre la piel y las superficies tiene Mallo, como un juego paródico consigo mismo y su imposibilidad de penetrar más allá de la piel de sus personajes. Al no evolucionar, pronto perdemos el interés por ellos, en realidad nos acaba dando lo mismo que paseen en moto viendo carteles publicitarios, porque ¿para qué lo hacen?” David Pérez Vega.
6-Una de las característica principales del postmodernismo es la mezcla de “alta” y “baja” cultura, el uso irónico de los símbolos y los espectáculos de masas. No digo nada original: está en cualquier libro de teoría. Sólo tenemos que recordar, por citar unos ejemplos recientes, al “Coronel Sanders” de Kafka en la orilla de Haruki Murakami (un autor impecablemente postmoderno) o a los personajes de Bret Easton Ellis, descritos a través de las marcas comerciales de la ropa que visten o la música que oyen. Otra es la intertextualidad, lo que no deja de ser una ventaja. En un libro tan pobre como Nocilla Experience al menos valía la pena leer los fragmentos de entrevistas. También la aplicación de la teoría científica –recordemos antecedentes como Entropía o V de Thomas Pynchon, uno de cuyos temas, nada menos, es la rebelión de lo inanimado contra lo vivo- a lo literario. Eso podría ser un punto fuerte de la narrativa de A.F.M. No obstante, su uso es tan ligero y anecdótico que se queda en un simple guiño.
“En Nocilla Dream se incluyen párrafos de unos cuantos artículos del Investigación y Ciencia. En concreto, de todos estos: Copeland & Proudfoot: Un Alan Turing desconocido / Healt: Los orígenes del código binario / Segal: El geómetra de la información / Bekenstein: La información en el universo holográfico / Acampora: Láser en el km final / Rothenberg: ¿Son perdurables los documentos digitales? / Zimmerman: Criptografía para Internet / Cooper: Antenas adaptables. Pero tampoco es que Fernández Mallo se haya matado a leer: todos están sacados de un monográfico, "La información", de la serie Temas. Pero el muy pícaro no lo dice, y los referencia como Scientific American: mola más. Y otra picardía del autor: dice que el libro fue inspirado por la lectura de un artículo que figura así en la bibliografía: "El arbol generoso" –Charlie LeDuff– New York Times – 10-06-2004. En realidad, tal artículo no se publicó en esa fecha, sino el 18 de mayo del 2004, con el título de On loneliest road, a unique tree thrives. Sin duda, Fernández Mallo leyó la traducción que publicaría El País unos días después, en su suplemento de artículos del NYTimes que saca cada jueves… pero no lo dice: así mola más.” Blog de Pseudópodo.
7-La blandura que, antes citaba, se expresa sobre todo en una total falta de sentido crítico, incluso de ambición. No se trata –como en el caso de Gaddis o, si hablamos de cine, de David Lynch o Kubrick o, por qué no, de nuestro gran Valle-Inclán- de crear un mundo paralelo en el que se refleje la deformidad del nuestro. Las obras de A.F.M. no se oponen a la sociedad de consumo: todo lo contrario, la reverencian. En realidad, no se opone a nada. Pero tampoco ofrece (a mi juicio) gran cosa...
“Esta afirmación sólo puede ser hecha a expensas de la omisión voluntaria o involuntaria de autores cuya propuesta relativiza la pretensión de novedad de Fernández Mallo: Antonio Muñoz Molina, Félix de Azúa, Javier Marías, Ray Loriga, Enrique Vila-Matas, Rodrigo Fresán, Javier Calvo y otros. Esta omisión ha contribuido a la recepción de la Trilogía Nocilla, pero su tramposa pretensión de novedad opera mediante una distorsión según la cual la literatura española está presidida aún por el realismo 'à la' Miguel Delibes y es impermeable a las tendencias más recientes en la narrativa escrita en otros idiomas, una distorsión que obliga a reescribir la historia literaria a espaldas de los hechos.” Patricio Pron.
8-El hacedor de Borges es una brillante miscelánea de poemas en prosa –a veces con la forma de pequeños relatos- y verso sobre sus temas habituales, que son, en el fondo, los únicos importantes (sólo los idiotas consideran a Borges un autor escapista): qué hacemos en este mundo, qué es lo que se espera de nosotros, qué es lo que nos aguarda. El hacedor de A.F.M. no trata de absolutamente nada: su propio vacío explica su absoluta accesibilidad.
“La musa de nocilla es el mercado”. Agustín Fernández Mallo.
9-Tengo un amigo en común con A.F.M. Tomando una cerveza, en cierta ocasión, me preguntó –amablemente- por qué no me gustaba (tengo treinta años: al parecer, a mi edad me debe gustar A.F.M.). Le respondí: “porque no me lo creo”.
“Viendo que entre nosotros se va poniendo de moda el engaño, el fraude artístico -el homenaje hispano tardío a Fake de Orson Welles, por ejemplo-, la poética ya trillada de lo heterónimo, el remake que traiciona el espíritu de lo imitado, lo cibernético como ilusoria acreditación de modernidad, todos los tópicos de una posmodernidad que llega a nosotros tan tarde (castizos comentaristas vernáculos registrando ahora la existencia de la 'autoficción' cuando ésta pasó a mejor vida hace más de dos décadas), uno termina por decidir que lo mejor será permanecer en lo auténtico que tiene todo camino propio.” Enrique Vila-Matas.
10-Esto no es una reseña de El hacedor (de Borges), Remake. No podría escribir una reseña honrada de ese libro: no lo he terminado. No he podido, o más bien, no me ha apetecido terminar ningún libro de A.F.M. ¿Por qué? Porque son una absoluta pérdida de tiempo.
“¿Entonces el escritor más arriesgado de este país es un tío de cuarenta y tantos años que escribe con procedimientos que en los 60 ya estaban anticuados? Pues qué bien.” Comentario anónimo en un blog.