19 junio 2009

La escritura sutil

Monstruos cotidianos

Cristina Gálvez

Editorial Traspiés, 2008

14€

ISBN: 84-935427-9-5

Joaquín Blanes

Monstruos cotidianos es un legajo de cuentos escritos con una prosa delicada y hábil. Delicada porque Cristina Gálvez posee imágenes tan sugerentes como frágiles, imágenes quebradizas como el cristal de Bohemia o como un recorte de oblea. Esa fragilidad y delicadeza es la que tienen muchos de sus personajes, perseguidos por el desconcierto de lo extraordinario en el orden de lo mundano. Hábil porque su lectura es siempre fluida, ágil y amena, con destellos inquietantes al estilo de Cristina Fernández Cubas.

Hace años Cristina Gálvez publicó un pequeño volumen de cuentos ex aequo con Tomás Conde, un librito llamado Afinidades (editado por Siete Suelos en 2002). Desde entonces he sufrido el cautiverio de su prosa sutil, alejada de la tosquedad literaria de nuestros días, de la simpleza narrativa que nos domina en descomunales ejemplares con los que resulta imposible leer tumbado en la cama bajo la fatigada incandescencia de las bombillas de bajo consumo; salvo que uno desee, por encima de todo, dos cosas: quedarse ciego y sufrir una fractura pectoral.

De Afinidades recuerdo con claridad todos sus cuentos y aquel entrañable “El mar tierra adentro”. Monstruos cotidianos posee la misma virtud en su escritura y tiene cuentos de una elegancia virtuosa, otros tienen la impudicia de un Bartleby, como en “El traje nuevo de Horacio Kepler”, alguno contiene un claro homenaje al universo de cronopios y famas (“Conducta reprochable”), otros albergan un glosario de inseguridades frecuentes en nosotros ("Escena").
Aparte de su escritura musical e impecable, Cristina Gálvez destaca en la ironía. Los cuentos que llena con esa lucidez aguda y traviesa son los más entretenidos y, casi siempre, los más logrados: “Escritores”, “Votación”, “El problema de ser azafata”.

Cristina es una cuentista natural, es su género predilecto, y con los cuentos nos hace disfrutar de una lectura cercana, emotiva, precisa y hermosa. Lo demostró en Afinidades y lo confirma con Monstruos cotidianos.

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