Joe Sacco
Mondadori, 2010
ISBN: 9788439722526
432 páginas
22,90 €
Traducción de Marc Viaplana
Alejandro Luque
Al terminar de pasar la última página de Notas al pie de Gaza, uno tiene la convicción de haber leído una obra maestra. Lo que tal vez no tenga tan claro es el género que asignarle. ¿Es un cómic, un reportaje, un alarde narrativo, un ensayo histórico? La duda se explica por el hecho de que su autor, el estadounidense Joe Sacco (Malta, 1960), participa de todos ellos, y al mismo tiempo se antoja innovador, precisamente por incorporar y barajar registros diferentes.
El dibujante y guionista de Palestina, El Mediador o Gorazde, área segura centra ahora su atención en unos oscuros sucesos de la historia de Oriente Medio, dos matanzas de palestinos a manos del ejército israelí acaecidas en 1956. Siguiendo la pista de unos textos de Chomsky, Sacco viaja al sur de Gaza para investigar estos hechos: la masacre de Khan Younis, en la que hubo 257 ejecutados, civiles y desarmados, con el pretexto de detener a combatientes palestinos; y la orden de concentrar a todos los hombres de 15 a 60 años en una escuela de la UNRWA, en Rafah, que arrojó el saldo de 60 muertos a sangre fría.
Sacco, periodista de la revista Harper’s, cubría la segunda intifada cuando empezó a obsesionarse con aquellos crímenes. Viajó a ambas ciudades y, acompañado por su guía e intérprete Abed, conversó con gente de todo tipo, desde un veterano militar a un vecino que perdió a toda su familia cuando era niño; buceó en los archivos de la ONU y visitó personalmente los escenarios de la tragedia, hasta conformar una reconstrucción tan minuciosa y documentada que nadie, a día de hoy, ha osado rebatirla.
El resultado es, como decíamos, impresionante. El impecable dibujo de Sacco –a veces comparado con Robert Crumb, aunque también influenciado por otros autores underground, como Charles Burns– discurre con buen ritmo a través de viñetas ágiles y llenas de detalles, donde los personajes aparecen muy bien retratados y las arquitecturas y ambientes reproducidos con todo detalle. Por otro lado, como trabajo periodístico, Notas al pie de Gaza debería ser lectura obligada en las Facultades de Comunicación. Su autor no se cansa de tomar notas y hacer fotografías, explora distintos ángulos, contrasta versiones y exhibe, en definitiva, un extraordinario amor por la verdad.
Este afán por indagar y contar los hechos se despliega en una doble vertiente: hacia el pasado, combatiendo la impunidad, y hacia el presente, pues el libro comprende en buena medida el making of del reportaje, las peripecias protagonizadas por el propio Sacco en busca de información. Así, pierde su fuerza el reproche que a menudo le hacen al autor –no remuevas lo de hace 50 años, cuenta lo que pasa ahora: “¡Aquí cada día es 1956!”, dice un personaje palestino–, pues en efecto la obra acaba reflejando la extrema dureza, la vulnerabilidad, los odios ancestrales y el dolor inconsolable de estas gentes, y también el modo en que la ternura y hasta el humor se abren paso en esa cruda cotidianidad.
Hacia el final del libro, es posible que el lector encuentre algunas objeciones. Una, que el punto de vista predominante es el palestino, aunque la versión israelí esté documentada en el anexo. Es cierto que durante décadas casi toda la información que nos llegaba de Gaza era la proporcionada por Estados Unidos, con el visto bueno de Israel. Pero ésta tampoco explica la mentalidad del israelita de a pie, ni siquiera la de los propios soldados como lo hacía un libro como Hirbet Hiza, de S. Yizhar.
Otro comentario que he oído a varios lectores de Notas al pie de Gaza se refiere a la extensión y prolijidad del relato. ¿Podría Sacco haber hecho algo más ligero o digestivo? Tal vez sí. Sin embargo, un alivio de este tipo expondría quizá el proyecto a lamentables simplificaciones, o supondría renunciar a mostrar los rostros –dibujados, pero de un fuerte verismo– de las víctimas. Cuando se trata de desentrañar las claves de la realidad, mejor pecar de exceso. Vivimos en la era de la información exprés y los grandes titulares, pero la realidad es a veces demasiado compleja como para prescindir de sus quisquillosas, obstinadas, imprescindibles notas al pie.
[Publicado en www.mediterraneosur.es]
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