27 diciembre 2011

Postmodernidad solvente



LS6

Mario Crespo

Bohodón, 2010

ISBN: 978-84-15172-03-1

178 páginas

14 €




Daniel Ruiz García

La novela que traigo a esta reseña, lo confieso, me ha dejado descolocado. Ya han pasado varios días desde que la leí y aún no sé muy bien si he acertado como lector a encajar en su justa extensión su propuesta literaria.

Mario Crespo ha construido con LS6 un artefacto de una extrañeza poco común. Es una novela rara, pero ello no quiere decir que sea críptica, oscura o ininteligible. Es más, tanto el estilo de la escritura como la forma en que se presenta y conduce la narración resultan enormemente diáfanos. De una diafanidad que recuerda a la línea clara de Hergé o a los dibujos limpios de los cómics de Adrian Tomine. Esta última asociación es doblemente intencionada: se ha dicho de Tomine que es lo más parecido en cómic a la literatura de Raymond Carver. Y es que en Crespo hay un tono que a veces recuerda a Carver. También, a mí me lo ha parecido, a Irving Welsh y a cierto Paul Auster. Nótese por el perfil de estos ascendientes que hablamos de un autor que no parece, por el tono, por el estilo e incluso por los referentes que se explicitan en la propia obra, español, sino más bien anglosajón.

La rareza de LS6 se deriva de la asimetría entre la forma, clara, sencilla, limpia, y el fondo, donde se impone la opacidad, la sugerencia, el ocultamiento, la impermeabilidad. Cada capítulo está compuesto conforme a la experiencia de un personaje en relación con su entorno. Dentro de cada uno de esos capítulos hay momentos de interacción y tangencia de los personajes con personajes de otros capítulos, que en algunos casos apenas llegan a rozarse. El dibujo general que construye la novela se parece bastante al de una pintura, pero un tipo de pintura muy determinada: se me antoja parecida a la contemplación de un Mondrian. Porque la construcción diáfana, de trazos planos y sencillos, parece compuesta conforme a parcelas, independientes y a la vez contaminadas de la visión de conjunto, como la arquitectura de De Stijl, donde todo es inflamable, de colores chillones, pero que en su globalidad genera una apariencia estática, como de enjambre dormido.

Un enjambre es, justamente, lo que retrata LS6. Más concretamente, el enjambre humano de la ciudad británica de Leeds, y de sus barrios que se identifican con distritos postales numéricos -de ahí el título de la novela- que uno imagina obligadamente como cuadrículas dentro de un mapa que es en realidad un gran dibujo. La narración está compuesta a través de planos, pero esos planos no se dibujan sólo linealmente conforme a los personajes y las historias que cobran cuerpo en cada capítulo; también hay planos transversales, que laten durante toda la narración planteando distintas dimensiones o lecturas de los hechos narrados: así, cabe hacer una lectura de LS6 en clave política, otra en clave social y otra incluso en clave metafísica.

Propuestas como la de Crespo resultan altamente estimulantes, porque apelan a una concepción de lo postmoderno como algo que tiene que ver poco con la tomadura de pelo, la frivolidad o el juego bobalicón y ensimismado. Es un libro que plantea preguntas y dudas sobre cuestiones que están en nuestra realidad, con las que nos toca convivir -inmigración, crisis económica, violencia-, y que Crespo aborda con una frescura pasmosa. En medio de tanto cachivache postmoderno, toparse con obras como LS6, que asumen su postmodernidad de una forma tan natural como solvente, resulta toda una sorpresa.

2 comentarios:

José Martínez Ros dijo...

Usted si que sabe vender a un nuevo autor ;)

Tamara dijo...

A mí esta obra me impactó. Y a mi hijo, que tiene ahora 18 años, también. Es distinta a casi todo lo que suelo leer.
Saludos.