25 enero 2011

La novela de Bolaño

Los sinsabores del verdadero policía

Roberto Bolaño

Anagrama, 2011

ISBN: 978-84-339-7221-7

328 páginas

18,75 €

Prólogo de Juan Antonio Masoliver Ródenas




Rafael Suárez Plácido

Cita Bolaño unos versos del Tao: “Su identidad es el misterio. / Y en este misterio / se halla la puerta de toda maravilla.” Nos ofrece así una de las claves de su obra. Su poesía, íntegra en La Universidad Desconocida; sus relatos, Cuentos (2010) y sus mejores novelas, Los detectives salvajes y 2666, son vueltas de tuerca en torno a la identidad de uno de los escritores más interesantes que nos dio o nos quitó el pasado fin de siglo.

Desde su muerte en 2003, han ido apareciendo libros. Ahora Anagrama nos ofrece Los sinsabores del verdadero policía. Y estos sinsabores se quedan en el título: estamos ante la novela que define el Universo Bolaño. No nos extraña que empezara a redactarla en los ochenta y que en 2003 la considerara aún inacabada, porque aunque hubiera fallecido treinta años más tarde seguiría siendo así. En ella está todo Bolaño: Chile, México, Barcelona, la poesía latinoamericana, la francesa, la española, la vida, la política, las contradicciones, el sexo, el amor, Europa, la miseria y las trampas del poder. Pero, ante todo, el amor a los libros: “Menos mal que he leído. Menos mal que aún puedo leer.”

Un profesor universitario chileno, Amalfitano, viudo de cincuenta años, y su hija Rosa, de diecisiete, tras una vida nómada marchan a Santa Teresa, al norte de México: personajes y lugares que ya han aparecido en libros anteriores. Pero lo más importante en este libro, aquí más que nunca, es que siempre son personajes vivos, que casi podemos tocar. Dice Masoliver Ródenas, en el prólogo, que la estructura es semejante a la de Rayuela. Es posible: sobre la trama principal se superponen fragmentos que algún lector no siempre considerará imprescindibles.

Leemos “que el Todo es imposible, que el conocimiento es una forma de clarificar fragmentos.” Bolaño nos ofrece estos fragmentos sabiendo que “un libro era un laberinto y un desierto.” Su laberinto y su desierto. Como él decía: “MI NOVELA”. Pero la novela, a la altura de las mejores de las suyas, no finaliza en sus manos. Corresponde al lector enlazar esos fragmentos, encontrar la salida al laberinto, al desierto, el más secreto de los laberintos. Y ya Bolaño nos dice: “Que no era más cómodo leer que escribir. Que leyendo se aprendía a dudar y a recordar. Que la memoria era el amor.” Decir que estamos ante una de las mejores novelas de Bolaño es decir que estamos ante una de las mejores novelas de nuestro tiempo.

[Publicado en El Correo de Andalucía]

7 comentarios:

Fran G. Matute dijo...

La verdad es que lo de la obra de este hombre no tiene parangón. El único paralelismo que encuentro es con las grabaciones de Jimi Hendrix, que cada año salen nuevas cosas (a cada cual más insustancial)...

Al menos, por tu reseña, entiendo que está mereciendo la pena rescatar todo lo que Bolaño se dejó en el tintero, y estoy contigo en que la idea de que "no esté acabada" una obra no deja de ser un matiz que sólo el autor podría distinguir.

RSP dijo...

Aquí no se podría decir que estas nuevas novelas son insustuanciales. Aunque depende. El tercer Reich no me interesó nada. Los relatos de El gaucho insufrible son desiguales, pero siempre interesantes y aportan algo nuevo al autor. La poesía recogida en La Universidad desconocida es valiosa. Para él, lo más valioso de su obra. Y había muy poco publicado. El motivo es fácil: Bolaño llevaba años escribiendo antes de empezar a publicar, y no paró de hacerlo durante el resto de su vida. Yo diría que él sería el primer extrañado o confundido por el interés que despierta su obra, sobre todo en algunos círculos.

José María Moraga dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
José María Moraga dijo...

Esta reseña me tranquiliza y reconforta mucho, ya que soy bolañista acérrimo (poesía, relatos, novela) y como tal veo con una mezcla de escepticismo y preocupación cada adición póstuma al "canon Bolaño".

Por otro lado, esta reseña me llena de desazón, ya que si el libro es la mitad de bueno de lo que dices, no pararé hasta que me la haya leído.

Por cierto, ¿estáis de acuerdo con el bloguero Porerror en que "Roberto Bolaño es el mejor escritor vivo en lengua española"?

manolo haro dijo...

¿Se puede hacer uno una idea de la altura de Bolaño leyendo sólo Los detectives salvajes? Si, por un casual, es así, pienso que Bolaño es un escritor sobrevalorado para consumo de literatti, profesores de literatura hispanoamericana, vilamatianos y otras variedades de trigo transgénico. Aún así, disfruto de vuestro disfrute. Salud.

RSP dijo...

JMM: no digo que el libro sea tan bueno como para que no puedas parar hasta haberlo devorado; sí digo que en él está todo Bolaño. Entiendo por qué él hablaba de este libro como "MI NOVELA".
Lo de mejor escritor vivo está ya algo desfasado. Marías, Vila Matas, Marsé, Piglia, Sánchez Ferlosio... entre los prosistas, están a esa altura. Y entre los que están empezando: Patricio Pron, Carlos Labbé o Julián Rodríguez tienen mucho que decir.
MH: Las cien primeras páginas de Los detectives salvajes son brillantes y desgarradoras. Pero tiene obras más completas. De todas formas veo en los adjetivos que usas que nuestros conceptos de literatura no están demasiado próximos.
Un abrazo a ambos.

José Martínez Ros dijo...

No creo que para nada Bolaño sea un autor para profesores o vilamatianos (aunque ser vilamatiano me parece algo de lo más honroso); de hecho, entre sus muchos méritos, está la de haber sido uno de los escasos autores de este tiempo que, a pesar de su complejidad, han encontrado una gran conexión con el público lector (incluso fuera del ámbito de nuestra lengua). A mí personalmente no me cabe duda que, si dentro de cien años se siguen leyendo libros (ya veremos) 2666 o Los detectives salvajes se considerarán clásicos absolutos. Y también creo que si algún autor español en activo (dejando de caso a los abueletes, marsé y compañía) será recordado es Vila-Matas