16 diciembre 2011

Todo el mundo leerá a David Mitchell


Mil otoños

David Mitchell

Duomo, 2011. Colección "Nefelibata"

ISBN: 978-84-927-2377-5

640 páginas

23,80 €

Traducción de Victor V. Úbeda




José Martínez Ros

¿Por qué es tan poco conocido en España David Mitchell? ¿Por qué demonios, en el metro, no he visto todavía a nadie leyendo una de sus novelas? Por edad, pertenece a la misma generación que otros novelista Franzen, Lethem, Chabon, Eggers o Toby Litt procedentes del mundo anglosajón, hijos bastardos, confesos o inconfesos de la postmodernidad que salen en portada en las revistas culturales y en los suplementos de libros, aunque, desde mi punto de vista, me parece un narrador muy superior a cualquiera de ellos. ¿Por qué aquí no se lo lee más?

Supongo que, en ciertas raras ocasiones, tienes la oportunidad de adelantarte al 'hype'; en mi vida paralela como lector, me he encontrado un par de veces leyendo libros de autores que, pasados unos años, estarían en la cresta de la ola mediática, pero que en ese momento eran ignorados. La primera vez fue, cuando encontré de adolescente, un libro fascinante con un misterioso título La literatura nazi en América en una pretérita edición de Seix-Barral; a pesar de que, en apariencia, se trataba de un ensayo, no tardé en darme cuenta de que, en realidad, eran pequeños relatos borgianos acerca de escritores ficticios. Algún tiempo después, Bolaño ganó el Herralde con Los detectives salvajes y lo demás es historia. Hasta la llegada de Mil otoños se habían publicado tres novelas de Mitchell, que fueron editadas y descatalogas sin pena ni gloria. Escritos fantasmas, que comienza y termina en el metro de Tokio, cuando se producen los atentados con gas de la secta “Verdad Suprema”, pero que en el curso de su trama atraviesa todo el planeta. El atlas de las nubes, en la que el recorrido es temporal y va desde un siglo XIX con ecos de Melville y Conrad a un futuro diatópico inspirado en Ballard y Orwell. Y, por último, El bosque del cisne negro, en la que narra su propia infancia en una localidad rural de la Inglaterra tacherista de los ochenta. Y, créanme, las tres son magníficas.

Ahora que, de momento, sólo lo conocen fans de la ciencia-ficción y 'freaks' varios, quiero anunciar que en un par de años a los sumo, quizás no tanto (en parte, porque los hermanos Wachowski están rodando una adaptación de El atlas de las nubes con un lujoso reparto que incluye a Tom Hanks, Halle Berry y Susan Sarandon) todo el mundo leerá a David Mitchell. Esperemos que la publicación por Duomo de esta magnífica novela, Mil otoños, acelere el proceso. Y sirva para que pronto se reediten sus -excelentes, sin excepción- obras anteriores.

En Mil otoños, Mitchell reformula la vieja novela de aventuras en ambiente exótico, a lo Stevenson (con quien se le puede comparar por su manera de definir a los personajes por sus diálogos y su economía descriptiva) y Conrad (europeos aislados al borde de un mundo extraño e incomprensible), pasados por el tamiz de la mejor literatura del siglo XX: Nabokov, Borges y compañía. Jacob de Zoet, un escribano holandés que llega a Nagasaki en 1799 para obtener una fortuna que le permita casarse con su prometida Anna; ha de pasar un mínimo de seis años aislado en una factoría comercial situada en la minúscula isla de Deshima, frente a la ciudad japonesa, frente a un imperio hostil a todo contacto con extranjeros. Pronto conocerá a sus compañeros de “cautiverio”, con escasas excepciones, la hez de Europa. Y a una comadrona japonesa, uno de los pocos nativos que tiene acceso al enclave, Orito, marcada por una deformidad en el rostro…

En un género -la novela histórica- atestado de tópicos, lleno de mamotretos con personajes que se expresan como si conocieran con un par de siglos de antelación la declaración universal de los derechos humanos o que aprovechan cualquier distracción por fusilar el manual de turno acerca del periodo en cuestión, Mitchell nos introduce en un espacio sensorial desconocido, en sus colores, sabores y formas, sin resultar pesado, y nos atrapa -después de una pausada presentación de los personajes- con una trama que alterna los elementos bélicos, amorosos, psicológicos e, incluso, sobrenaturales de forma maestra.

Mil otoños se acoge a los moldes de la novela histórica y abandona, en parte, las piruetas postmodernistas y las alambicadas estructuras de sus anteriores entregas de narrativa. Por lo que, tal vez, sea la novela ideal para iniciarse en su obra. Así que, después de leerla, busquen sus libros anteriores (tal vez tengan suerte). Y esperen los próximos.

7 comentarios:

Daniel Ruiz García dijo...

Suculento, dan ganas de leerlo gracias a tu apetitosa reseña. Curioso cómo todos esos autores (Franzen, Lethem, Chabon, Eggers) se están lanzando a la producción de grandes tochos de fuerte aliento decimonónico, como si, a pesar de su pretensión o su cierto aire de postmodernidad, quisieran recuperar el modelo de novela "de toda la vida". Cabe pensar si, vistos en la distancia, no quedarán sino como los Dickens, Hugo, Balzac de principios del XXI.

José Martínez Ros dijo...

Bueno, a mi también me gustan las postmodernidades y moderneces que están bien hechas. Lo mejor de la novela de Mitchell es como coge un género tan arquetípico –y tan inglés- como la novela histórica/de aventuras de toda la vida y le da un “lavado de cara”. Saludos.

Fran G. Matute dijo...

Desconocía a David Mitchell por completo y mira que soy bastante "anglosajón"... así que ¡gracias por el descubrimiento!

David Pérez Vega dijo...

Hola:

Gracias por llamarme la atención sobre este autor.

A mí me pasó algo parecido con Bolaño.
Luego da rabia que lo que parecía que era tu secreto lo conozca ya todo el mundo.

saludos

José Martínez Ros dijo...

Hola David, seguro que El bosque del cisne negro o Escritos fantasmas serán de tu agrado. Están descatalogadas, pero rebuscando... Saludos.

Heber - paginas web dijo...

vaya se ve bastante bueno ese libro... no conocia el autor...

Fran G. Matute dijo...

Vaya, sí que están descatalogadas sus obras anteriores. He encontrado de chiripa "El bosque del cisne negro" y tiene muy buena pinta. A ver que tal...