Ensayo de interpretación estética del alma vasca, con breve diccionario crítico comparado del arte prehistórico y del arte actual.
Jorge Oteiza
Pamiela, 2009
ISBN. 978-84-7681-163-4
22 €
170 págs
Zulo: 1. agujero, orificio. 2. bache
Jabo H. Pizarroso
Se publica la sexta edición de un libro determinante en lo que toca al arte, a la estética, a la política, a la antropología, a todas esas disciplinas relacionadas con el desmenuzamiento y enriquecimiento y empobrecimiento y cuestionamiento de la cultura española y vasca, interpretación del alma vasca, dice Oteiza de su propio ensayo, prólogo inútil, escribió en su época, a este libro de cultura vasca traicionada. Libro para entender la raíz primera de la estética hecha aquí, en esta iberia multiforme, que según el escultor vasco, presenta nacionalidades o mas bien distorsiones de una raiz común indeoeuropea, distorsiones españolas y vascas de un mismo cromlech-hueco, zulo, agujero, caja, cofre, baúl, nada y silencio hecho totalidad de una especie mítica. Ya no pinturas en piedra, que también, ahora son pinturas en el espacio, pintando silencios espaciales.
Jorge Oteiza ha sido uno de los actores protagonistas del buque insignia de la escultura y de la arquitectura vasca modernas. En este libro reflexiona sobre el sustrato ibérico que antecede a toda su creación: si como dijera Unamuno, los vascos son doblemente españoles por vascos y por españoles, por eso mismo la raiz vasca indoeuropea que gravita en el humus estético español, ya esté en Goya o en Velázquez o en el propio Oteiza o en Baroja, se fundamenta, según Oteiza, en un magma de incalculable valor que está sintetizado en las estructuras megalíticas del neolítico. El neolítoco preescritural, precivilizatorio y preindoeuropeo, el neolítico vasco de esculturas y monumentos pequeños cercanos al hombre solo, al hombre solitario y radicalmente espiritual, al salvajismo espiritual de la especie, donde la lengua eusquera hunde sus raíces en una inquieta noche de los tiempos, es el tiempo, es la comarca, gure territorio libre bakarra, como diría Sarrionandia, el único terriorio libre ya no y tan sólo de los vascos sino de cada uno de los españoles que quieren bucear en su espiritualidad laica y de lamias y de prehistorias alejadas de la muerte latina, la muerte provocada por la romanización destructiva y descivilizatoria.
Esta sexta edición se ha publicado al hilo de la última, la Quinta que dejó corregida Oteiza poco antes de su muerte. Para los amantes de este libro se trata de un reencuentro gozoso con uno de los textos fundamentales del artista navarro. Para los que no lo conocen puede ser un descubrimiento en toda regla, la apreciación de estar en torno a una sima de racionalidad impenitente y radical, fría como el hielo y alejada de pesebres y comodidades. En todo caso, pienso que todos los lectores que se acerquen a este ideario, a este ARS POÉTICA de Oteiza, puede que acaben como es normal con este libro, odiando a su autor, reverenciándolo a la vez, sintiéndose inquietos por dentro hasta límites insospechados, cuestionándose del todo las más profundas convicciones y alabando los meandros ya no de su prosa sino de unos pensamientos y reflexiones que traicionan moldes, dogmatismos y con valentía se enfrentan a revocar los conceptos estéticos a partir de las raíces que nos unen como europeos hijos de un diminuto cromlech donde nuestros abuelos, si contamos ochenta abuelos para atrás, como le gustaba hacer a Oteiza, generaron un hueco, un vacío en el que el alma de desnuda y se llena de urtzi, de cielo, de inmensidad y de silencio. El hueco de aquellos cromlech, aquellas esctructuras megalíticas diminutas, “txikias”, es la excusa y la piedra en bruto sobre la que Oteiza articuló toda su obra y toda su manera de pensar y de hacer, de ser.
Las cajas metafísicas de Oteiza guardan dentro de sí mismas el secreto de muchas cosas. La dialéctica del vacío encerrado, del hueco, del espacio levitante y quieto, del cofre de aire que reposa en medio de la materia, se convierte en un paradigma de frondosa reflexión superficial si hablamos en términos de vasquismos y españolismos varios y de intensa aventura espiritual si hablamos de humanismo congénito y de pensamiento radical, etimológicamente radical, es decir, que va a la raiz, recoge la raiz y bajo ese prisma observa el mundo alrededor y concluye, de nuevo desde el neolítico como etapa vacía moderna de nuestra existencia. A muchos disgustará este libro, y les convocará a un disgusto corporal, nada maléfico, un disgusto creativo y creador, de eso también se trata, claro que sí, de eso precisamente se trata. Oteiza estaría agradecido mucho más a estos lectores que a los evangelizadores de su obra. Este libro te imprega de algo. Hay que tener cuidado con él. Decía Unamuno que cuanto más leía menos daño le hacían los libros. Este libro por mucho que uno lea, sigue haciendo daño.
1 comentario:
"Frente al mundo de Occidente, solar, físico, ocupacional, objetivo y sonoro, el nuestro (el de los vascos) gris, interno y nocturno, auditivo, subjetivo, metafísico y silencioso, el del vacío habitable, el de la aventura poética y trascendente con el descubrimiento de la intimidad de la persona"
Jorge Oteiza, 'Ejercicios espirituales en un túnel', Hordago, 1983.
PS.- ¿Alguien sabe qué pasó con su casa-taller de Irún, a la queGuillermo Zuaznabar dedicó su 'Animal fronterizo'?
Publicar un comentario