Greil Marcus
Contra, 2012
ISBN: 978-84-939850-6-6
216 páginas
19,90 €
Traducción de Mercedes Vaquero
José Martínez Ros
Las críticas de los nuevos discos, en las revistas
especializadas, suelen consistir en un análisis canción a canción del mismo.
Este es el método que aplica el distinguido crítico musical Greil Marcus
en Escuchando a The Doors:
desentrañar algunos de sus temas más célebres, para, a partir de ellos,
ofrecernos su visión de la legendaria banda, de su relevancia cultural y su
legado. Por supuesto, la elección de sus 'hits' más significativos es
perfectamente personal y arbitraria, y quizás otro fan de The Doors -y Marcus es un gran fanático de The Doors- hubiera seleccionado "Riders on the Storm" o "Break on Through (To the Other Side) "en lugar de,
por ejemplo, "The Crystal Ship" o "People Are Strange". Pero, por lo
demás, el autor es un perfecto “lector de canciones”: leyendo Escuchando a The Doors volvemos a experimentar la
intensidad y la oscura poesía de su música y, más importante aún, llegamos a
imaginar cómo se sentirían sus primeros oyentes en la época.
Disfrutamos así de la analogía entre L. A. Woman, el último gran éxito de
la banda antes de la muerte en París de ese émulo de Rimbaud que
fue Jim Morrison, y Vicio Propio,
la última novela de Thomas Pynchon, en ambos casos una
visión superficialmente alegre, con un fondo de inmensa amargura, de Los
Ángeles. Despoja "Soul Kitchen"
de elementos místicos que se han querido ver en ella y la vuelve profundamente
sexual. Considera a la irónica "Twentieth Century Fox"
una oda al 'pop art'. Se extasía con "The End",
tal vez la canción más edípica de la historia del rock, aunque falta una
obligatoria referencia a Apocalypse Now,
la película que rescató a la banda, asociándola para siempre con la banda
sonora de la guerra de Vietnam (aunque parece que The Rolling Stones o The Beach Boys eran mucho más populares entre las tropas
americanas durante el conflicto). No se olvida, sin embargo, del psicotrópico -a ratos hipnótico, a veces ridículo- biopic del grupo que realizó Oliver Stone.
No evita cuestiones polémicas y, por ejemplo, desliza su escaso aprecio por la
obra “poética” de Morrison (aunque parece difícil
negar que fuera un gran compositor y letrista). Y termina del mejor modo
posible, remontándose a 1965, cuando un grupo de adolescentes de Venice
(California), reunidos en una playa de la localidad, compusieron la grandiosa "Light my fire".
Si echamos algo de menos es más espacio: el libro
está lleno de ideas y se queda un poco corto en sus pretensiones de análisis
cultural. Al cerrarlo, sabemos un poco más acerca de la historia de la banda,
algo más acerca de su influencia y bastante acerca de la estructura de sus
canciones, pero no todo lo que quisiéramos sobre su tiempo. La década de los
sesenta fue un momento único, un revolución cultural cuyas consecuencias llegan
hasta nuestro presente, como señala una y otra vez el propio Marcus,
algo demasiado grande para quedar atrapado en las escasas doscientas páginas de
su estudio. La acelerada trayectoria de The Doors
(de 1965 a 1970) puede maravillarnos, pero el autor de este libro -lleno de
buenas ideas, como ya hemos indicado- no logra convencernos de que fueran su
paradigma, su pico más alto, su ejemplo más eminente.
1 comentario:
se ve muy interesnte este libro . buena entra. saludos
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