Ese idioma raro y poderoso. Once decisiones cruciales que un escritor vasco está obligado a tomar
Iban Zaldua
Lengua de Trapo, 2012
ISBN: 978-84-8381-122-1
232 páginas
17 €
Jabo H. Pizarroso
Tras la lectura de Ese
idioma raro y poderoso de Zaldua estaba yo en Bilbao y paseaba como
quien no quiere "la Cosa" frente al Ayuntamiento dirección
Guggenheim y me quedé como empantanado y pausado, justo, mira que es
casualidad, bajo la Variante
ovoide de la desocupación de la esfera de Jorge (Oteiza para más señas), que allí se
yergue. Entonces me dio por recordar la cita de George, Steiner para el
que sea su amigo, que Iban Zaldua roba para este ensayo sobre las once
decisiones cruciales que un escritor vasco está obligado a tomar, y por mucho
que lo intenté, y por mucho que me ayudó aquella variante ovoide, no pude por
más que acordarme tan solo del trozo que utiliza Zaldua para el título de este
libro, así que de nuevo en casa, con Bilbao Tras os Montes, me lancé a la
página XII del libro zalduano, y allí estaba la cita completa. Ella forma parte
de una entrevista que le hace Juan Cruz (ese señor que es capaz de escribir él
solito un periódico de tirada nacional), a Steiner. Es una respuesta extraña a
no sé qué pregunta donde George habla del IRA y luego devana el hilo y menciona
a ETA. Juan Cruz le pregunta entonces qué opina sobre este asunto, a lo que
Steiner responde: “No lo sé. Ese idioma tan misterioso, es muy raro, muy
poderoso. Quizá por eso a alguna de esa gente le resulta tan imposible aceptar
el mundo exterior”. 1
Esa gente, los vascos, aquellos que hablan y hablamos ese idioma
raro y poderoso, aquellos que viven en una variante ovoide de la desocupación
de la esfera que impide ver y aceptar el mundo circundante, a veces se ponen a escribir, y seguramente lo hacen porque
desean salir de la desocupada esfera en variante bilbaína en la que viven,
vivimos, y cuando lo hacen, según Zaldua, lo hacemos, deben emplearse a fondo
respondiendo a una serie de cuestiones fundamentales para darle miga, fondo y
aire a su pasión amanuense. Son once cuestiones, once cruciales decisiones las
que debe tomar un escritor vasco cuando tiene un papel por delante. Empecemos:
Primero deberá elegir entre escribir para un auditorio potencial
de 400 millones de tipos o para uno de 700.000, aunque según Bernardo Atxaga solamente sean 1.700, ¿escribo en
eusquera o en castellano?, luego, suponiendo que se haya abrazado la opción
minoritaria, el susodicho autor deberá mirarse al espejo y descubrirse a sí
mismo como un agonías, un llorón, un plañidero, ¡ay qué lengua más antigua y
más pequeña!, ¡el eusquera cada día lo habla menos gente y mucha menos es la
que lo lee, y yo escribiendo para esos pocos!, ¡Mis queridos 1.700!, o mirarse
al espejo para descubrirse como alguien optimista, asertivo, alguien a mitad de
camino entre la pasividad y la violencia, alguien ataráxico, un Baroja
convertido en Andrés Hurtado en
la copa de un árbol de la ciencia, vamos.
En este momento el libro de Zaldua ya toma el cariz completo de
práctico manual de autoayuda para escritores vascos o cualesquiera otros
escritores sobre todo para aquellos que abrigan en el pozo del corazón una
lengua pequeña, pequeñita, 'txikitxua'. Pero lo cosa sigue, porque ahora hay que ser nacionalista vasco
o nacionalista español, y como toda la ristra de decisiones sale de la primera,
hay que seguir decidiendo y ser comprometido o afásico, escribir de política en
una novela, (ver o más bien
leer Un pistoletazo en medio
de un concierto, de Belén Gopegui), o ser otra cosa, pongamos que hablo
de Euskadi sin hablar de Euskadi, pongamos que hablo de Madrid en Euskadi,
porque mezclar la palabra literatura con la palabra compromiso es como mezclar
el cloro con el sodio, es común, es la sal de la literatura, la sal y su salsa.
La vaca sagrada de la euskal literatura, Bernardo Atxaga, ya
marcó rumbo en los 80, (hace dos días vi el fantástico documental Barrura Begiratzeko leihoak,
donde aparece una foto que junta a Sarrionandia, Atxaga y Mikel Antza, estas sí
que son las tres decisiones cruciales para un escritor vasco, ser Antza, ser
Atxaga o ser Sarri), al decir que los escritores vascos, sin caer en
posturas señoritingas debían situarse sí o sí en el ámbito de la izquierda 'abertzale', aunque años después
clamó por la estrella enana de 'ezker batu' (marca vasca de izquierda unida),
hablo de memoria, justo en medio de aquellas elecciones atrincheradas,
Ibarretxe versus Mayor Oreja, 2001, creo, trasunto a través del que llegamos e
intrigamos con la quinta decisión crucial: ¿un
escritor vasco debe o no debe hablar de La Cosa? (como Zaldua y los de la
cuadrilla de Zaldua llaman a ETA ) ¿Pero no hablar de ETA siendo un
escritor vasco no es también hablar de ETA? Léase Bilbao-New York-Bilbao de Kirmen Uribe para responder al
misterio, ¡qué libro más gonito! ¿Hay tantas palabras en el idioma esquimal
para nombrar la nieve como en el eusquera de Lekeitio para nombrar los verbos
que significan lanzarse al agua? 2
En este punto del libro Iban Zaldua realiza una reflexión acerca
de Los peces de la amargura de Fernando Aramburu y sus
declaraciones en la Feria del Libro de Guadalajara, 2011, creo, echando una
solemne bronca a todos los vascos escritores que decidieron un día escribir en
eusquera porque nunca se comprometieron con el mundo que ETA mató, y Fernando
Aramburu, como bien insinúa Zaldua, habló muy alto sin haber leído antes,
pobre, se le pasó haber leído en eusquera a Jokin Muñoz, porque no sabía
eusquera o porque no sabía que a Jokin ya le había traducido Alberdania al
castellano ese libro llamado Bizia Lo y que en román paladino se alumbró
como Letargo, pobre
Fernando, desconocedor de un libro que habla mejor de la amargura y la Cosa que
sus peces. ¿Y qué si en este punto
ese escritor vasco debe tomar como seña de identidad el conflicto
armado-violento-vasco-etarra o tomar otra cosa como seña de identidad, los
puerros de Obaba por ejemplo, para aparecer en el London Review of Books, al
igual que el poeta palestino si aparece en París editado lo hace porque habla
del conflicto palestino-israelita?
Hay más decisiones cruciales, como aquella que obliga o no, al
escritor vasco en eusquera, a hacer escala en el castellano para
atrampolinarse al mundo. Zaldua ejemplifica de una manera magistral e irónica
este punto con un cuento excelente sobre la traducción, luego puede que ese
escritor vasco haya decidido escribir en castellano, pero entonces no es "vasco literatur man", es
vascongado, provinciano, o la novena decisión crucial, apoyarse en la tradición
literaria vasca o en otra, pocos vascos quieren apoyarse en la tradición vasca
anterior a los setenta, una herencia frailuna y sermonera, y por último la
decisión crucial, la última, la más importante, la que obliga a un escritor
vasco a decidir entre subrayar su exotismo indígena o marcar su universalidad
escritora, ser un hombre de letras viajado, elegir entre ser vasco de Nueva York o ser vasco de Olazagutía u otro pueblo con caserío a lo Sánchez-Ostiz en
el Baztan.
El que haya llegado hasta este punto crucial de la crítica, se
preguntará para qué narices he destripado un libro como éste, para qué lo he
deshuesado y desjarretado de esta manera tan insensata, abrumadora y cansina.
Diré que lo he hecho por dos razones, una:
aclararme a mi mismo el libro
de manera capitular, porque hace tiempo que no hago crítica en este estado y
tengo que calentar los dedos más veces que mis compañeros-as, (todavía tengo a
Ibarretxe dentro y mira que lo intento), para poder salir con garbo y donaire
de la reserva, y dos, para
conseguir desnudar la
verdadera intención o el verdadero interés de Zaldua, que es un viejo zorro
oculto tras este libro, y que no es otro a mi parecer que realizar un ejercicio
en forma de diagnóstico solemne y panfletario de la literatura vasca con un
tono irónico mayúsculo, porque este es un libro de autoayuda para escritores
vascos en un momento crucial, un momento en el que sí o sí hay que empezar o seguir hablando
de La Cosa y su mundo y generar no uno, sino cientos de relatos que expliquen
la historia vasca de estos últimos 76 años, desde la guerra civil hasta el 20
de octubre de 2011. Crucial, te llames Kirmen Uribe, Patriku Gómez de
Balozieta, o Cayetana Aguirre. También crucial si no te llamas nada todavía. 3
1. (Nótese y anótese esta
nota, aunque no venga a cuento, o sí, que Steiner pasa de ETA al eusquera como
si nada, ¡qué tipo más entrañable!)
2. Porque la
decisión de hablar o no de ETA es más crucial si cabe ahora porque en
estos momentos, ETA cerró la persiana y la ciudadanía vasca escritora se echó a
andar o más bien a contar, ¡y la humanidad no ha dicho basta todavía!, la
humanidad vasca narradora se ha echado a la plaza a relatar todo lo que ha
pasado, porque ahora se habla del “relato”, los políticos y la sociedad vasca
llaman a los escritores vascos y les piden que cuenten, que relaten lo que ha
pasado, porque callaron las pistolas y todavía no se oyen aún, ¡estoy sordo!
las palabras que dieron paso a las pistolas, y las palabras que sucederán a las
pistolas, amen. (palabras extraídas del
prólogo inédito a un libro inédito escrito por un escritor vasco inédito e
indómito que todavía no ha tomado ninguna decisión crucial e inédita como
éstas que expone en su libro Zaldua).
3. La 47 Feria del Libro y del
Disco vasco de Durango se inicia el 6 de Diciembre y dura hasta el 9 del mismo (Durangoko
Azoka). La mayor parte de los escritores vascos que toman decisiones
cruciales como las que aquí se explicaron a partir del libro zalduano tomarán
estos días la decisión crucial de ir a Durango. Si estás cerca vete a verlos.
No están enjaulados, pero son salvajes. Ten cuidado con ellos. Muerden.
5 comentarios:
Me ha gustado mucho su reseña mini-ensayo. Pero mucho-mucho. Un cordial saludo
Si algo no es el libro de Zaldúa es solemne. Queda claro, eso sí, que ofende a los amantes de la solemnidad y la cursilería, a la Kirmen Uribe.
¿Has leído el libro, José Martínez Ros? Te ayudaría a juzgar la "reseña mini-ensayo".
Esta reseña, aunque no he leído el libro, me parece, además de estupenda, reveladora. Ahora comprendo muchas cosas. La verdad es que agradezco ser andaluz para no tener que resolver tantos dilemas literarios a la hora de escribir.
Que cada uno escriba en la lengua que le dé la gana que yo, como lector, leeré también lo que me dé la real gana.
A mí, el libro y el autor, que me interesan mucho, ya me han ganado (me miran amenazantes desde la pila de pendientes), pero tu reseña-metarreseña me ha encantado!
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