03 diciembre 2012

'The Very Best of Jordi Sierra i Fabra'


Mis (primeros) 400 libros: Cuándo, dónde, cómo y por qué los escribí

Jordi Sierra i Fabra

Ediciones SM, 2012

ISBN: 978-84-675-5703-9

304 páginas
                 
22,95 €



José María Moraga

Martes, 3 de diziembre de 2052

Kerido Diario:

Permiteme ke pase de las nuebas normas de la Akademia y buelba a eskribir komo aze kuarenta años, kon tildes, barias grafias para el fonema /k/, etc. Rescato la ortografía de los años 10 y anteriores para celebrar la concesión nada menos que del sexto Premio Nobel de Literatura a las letras españolas, del que Jordi Sierra i Fabra -un escritor de aquella época- es el flamante ganador. ¡Qué cerca lo tuvo en 2036 María Dueñas! Pero no pudo ser. Este año, parece que el nombre de nuestro Jordi se ha impuesto en el ánimo de la Academia Sueca a los de Haruki Murakami, E. L. James y Bob Dylan.

Todos nos alegramos, sobre todo después de que en 2051 -con motivo del ochenta aniversario del comienzo de su carrera literaria- la Biblioteca Nacional certificara a Serra i Fabra como el autor más prolífico en lengua castellana, seguido a gran distancia por Lope de Vega y por César Vidal. El voto en contra de J. M. Caballero Bonald (desde su pulmón artificial) no impidió que el catalán recibiese un galardón en reconocimiento a sus más de 800.000 libros publicados. Todo un logro, teniendo en cuenta que durante sus primeros cuarenta años de carrera Sierra i Fabra solo había publicado 400 obras.

Hace tiempo que alcanzó estatus clásico aquel monumental Mis (primeros) 400 libros (2012), tal vez solo igualado en el género por Mis primeros 500 discos (2028), del cantautor canadiense Neil Young. En aquellas memorias literarias, Jordi Sierra i Fabra se presentaba como un humilde escritorcito, alguien que un día se puso a juntar letras y cuando le dio por mirar llevaba publicados más de 400 libros, como quien no quiere la cosa. Hay que pensar que en 2010 Sierra i Fabra ya llevaba vendidos diez millones de ejemplares, que sus libros ya formaban parte del bagaje sentimental de al menos un par de generaciones. Hoy cuesta imaginarlo, pero en 2012 la educación era obligatoria (y gratuita) hasta los 16 años, y en muchas escuelas públicas se hacía leer a los jóvenes las obras de Jordi, por ejemplo aquel famosísimo Campos de fresa (1997).

Por aquella época, en su aún breve trayectoria, Jordi Sierra i Fabra ya lo había tocado todo, empezando por su Historia de la música Rock (de 1982, monumental obra escrita en solitario que amalgamaba decenas de sus propios títulos sobre el tema), el brutal encuentro de un niño con la guerrilla en Donde el cielo da la vuelta (2001), las guerras de la “Era Aznar” en La guerra de mi hermano (2004), el fútbol en Fuera de juego (2005) o Querido Ronaldinho (2004), la “alta” literatura en Kafka y la muñeca viajera (Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2007), el gris franquismo de posguerra en Sombras en el tiempo (2011) o los cementerios indios en El último verano Miwok (1987), por no hablar de su escarceo con el “Oro de Moscú”: Camarada Orlov, de 1998 pero escrita casi veinte años antes.

Aunque la producción de este autor tan prolífico ha tenido por fuerza que abarcar todos los géneros, tal vez la mayor aportación de Sierra i Fabra sea a la bibliografía de los Beatles en español (y del rock en general), y a la literatura infantojuvenil. Este que esto firma, con 13 ó 14 años no podía parar de leer a Jordi y trataba (a veces infructuosamente) de recomendar a sus amigos obrones como El joven Lennon (1985), La balada de Siglo XXI (1989) o El asesino del Sgt Pepper’s (1994). Y ¿cómo olvidar aquella Gran Enciclopedia del Rock de la A a la Z (1995-6), editada en fascículos acompañados de unos memorables CDs piratas? [El CD o ‘compact disc’, una especie de disco chiquitito que hoy se usa para ahuyentar a las palomas, era el formato preferido para el consumo de musica en la década de los años 90]. O ya puestos, el volumen 1953-2003 La era rock (2003), biblia para varios de mis amigos ya veinteañeros, que solo por esa foto de portada de Mick Jagger y Keith Richards con jersey ya merecía la pena. Pero las auténticas “biblias” por las que Jordi Sierra i Fabra siempre será recordado fueron el Diccionario de los Beatles (1992) y el Diario de los Beatles (1995), reciclado en 2012 como Diario de The Beatles.

Dudo mucho que en aquel 2012 nadie (aparte del propio Sierra i Fabra) se hubiera leído sus más de 400 referencias publicadas, ahora en 2052 dudo de que ni el propio autor se haya leído las 800.000. Si John Lennon (por citar al santo laico del flamante Nobel) te sacaba una canción de una noticia del periódico, el buen Jordi tiene mucho más peligro porque él te saca una novela entera. Y si a veces se repite un poco con los temas, las historias o los personajes, no seré yo quien lo censure: ¿acaso no se repite el gazpacho y está riquísimo? Hace cuarenta años, Jordi Sierra i Fabra escribió: “¿Con lo de «Mis (primeros) 400 libros» hago una broma?” La broma la podemos hacer nosotros fácilmente, alguno querrá ver esta misma entrada como tal. Pero yo te digo, Querido Diario, que siempre admiraré a un hombre que ha llegado tan lejos, ha escrito tanto y tan (más o menos) bien, ha dado tanto a la gente joven de varias décadas… sin haber tenido estudios ni cultura académica.

Leer me salvó la vida. Leer, sea una novela buena o mala, es un regalo.” Amén, Jordi.

7 comentarios:

Fran G. Matute dijo...

Jaja! La reseña es genial! Qué sentido y divertido homenaje! Enhorabuena, José!

Aplaudidor dijo...

Plas plas plas plas plas

Luis Manuel Ruiz dijo...

Así, sí. Un abrazo, maestro.

Aparte, ¿merece la pena el libro? ¿Cuenta Jordi cómo escribe y eso? Siento una gran curiosidad e interés por su método de trabajo. ¿No hay nada parecido de Vázquez Figueroa?

Anónimo dijo...

¡Crack Moraga!
Un simple mojaquero.

Mariolaprofe dijo...

No sé si el libro merecerá la pena, pero tu reseña es IMPRESCINDIBLE. Estado de gracia absoluto

Juan Carlos Sierra dijo...

Ke marabiya de reseña!!

ilya u. topper dijo...

ídem de ídem. No me he enterado qué es verdad, qué es mentira, pero es lo de menos, pero leer la reseña ha sido un placer literario o, simplemente, un placer.