Macbeth
William
Shakespeare
Libros del Zorro
Rojo, 2012
ISBN: 978-84-965-0929-0
152 páginas
26,90 €
Traducción de Ángel-Luis Pujante
Ilustraciones de Ferenc Pintér
Prólogo de Jorge Luis Borges
José María Moraga
Hay
figuras cuya estatura, influencia o calidad son objeto de polémica y puede ser
que el genio para unos sea un payaso para otros. Hay quien equipara a Sylvester
Stallone con Orson Welles y Charlie Chaplin, ecuación que pudiera parecer
chusca pero no tanto si recordamos que ellos tres comparten el honor de
haber estado nominados a los Oscars al Mejor Guión y Mejor Actor el mismo año por la misma
película. Otras, en cambio, parecen haber conseguido una aceptación universal,
nadie las pone en duda NUNCA y habitan el Olimpo, el Parnaso y el Paseo de la Fama
de Hollywood si se tercia. Una de las figuras colosales del segundo tipo es
William Shakespeare, poeta y dramaturgo inglés de hace cuatro siglos que casi
sin cuestionamiento es considerado el mejor del mundo de cualquier época.
Precisamente
Orson Welles realizó adaptaciones de varios de sus textos, siendo mi favorita
Macbeth (1948), la obra que hoy nos ocupa. No voy a hacer yo ahora una reseña
de Macbeth, solo nos faltaba eso.
Doctores tiene la Iglesia, y más aún la shakespeariana. No es que nunca haya
leído o estudiado a Will, ni haya visto en escena o pantalla muchas obras
suyas. Es solo que un clásico como Macbeth
está más allá de este tipo de cuestiones, y pienso que lo interesante aquí es
hablar de esta edición en concreto, de esta “adaptación”. Macbeth, la obra de Shakespeare que me da en la nariz está en la
actualidad más en boga. ¿Será porque en ella aparecen gobernantes crueles y
sanguinarios? También en Ricardo III, y esa no tiene tantos 'fans'.
Macbeth, “la obra escocesa”, como dicen que
dicen los actores para evitar la mala suerte, ¡cómo olvidar la escena en que
los Simpsons hablan sobre esta obra con Ian McKellen a la puerta de un teatro
en Londres! Su influencia es incalculable: recordemos como botón que de ella
sacó Faulkner su título para El ruido y la furia. Recordemos los versos de
nuestro premiado Luis Alberto de Cuenca, quien cita la obra en varios de sus
poemas (muy famosamente en “Shakespeare y Rita”). La lista sería interminable.
Ahora tenemos el gusto de recibir la edición ilustrada que Libros del Zorro Rojo ha sacado de la obra escocesa, Macbeth
con ilustraciones que Ferenc Pintér realizó en 2002. El volumen incluye un
prólogo de Jorge Luis Borges, quien también dedicó muchas páginas al “Bardo
inglés”, y el texto de Borges supone un grato pórtico de entrada a un libro que
es una delicia tener entre las manos. No solemos hablar en este blog de las cualidades
materiales de los libros reseñados pero me vais a permitir que me reitere: el Macbeth de Libros del Zorro Rojo es una
auténtica preciosidad, pasar las páginas se convierte en un placer.
Por
todo lo anterior me parece que esta edición supondría una delicia para
cualquier adolescente o joven que no haya leído o visto la obra con
anterioridad, el texto se dispone en la página de forma clara y elegante y las
ilustraciones de Pintér (pictóricas, no se trata de un cómic) convierten el
libro en todo un álbum. Para el resto de lectores… es un caprichito. Todo Macbeth sigue estando ahí: las tres
brujas con sus inexplicables predicciones, la cativa Lady Macbeth -arquetipo de
mujer entremetedora-, Macbeth el rey usurpador, Duncan, Malcolm, Macduff…
conforman la tragedia en cinco actos de sobra conocida sobre la ambición humana
y la legitimación última del poder.
Siempre
se ha dicho que Macbeth (relacionada
con sucesos históricos medievales) tuvo su base en las Crónicas de Holinshed
(como tanto en Shakespeare), que la obra está dedicada al rey Jacobo I de
Inglaterra (y VI de Escocia) para hacerle la pelota, pero el Macbeth real e
histórico hace mucho tiempo que fue superado en el imaginario colectivo por el
personaje shakespeariano, uno de sus grandes protagonistas masculinos junto a
Hamlet, Otelo o el Rey Lear. Su poder para fascinarnos y horrorizarnos, para
servirnos de ejemplo de hasta dónde puede llegar la ambición desmedida, para
recordarnos que todos los humanos somos susceptibles de una “caída” es tan inmenso
que da igual si el Macbeth real mató a Duncan en tal o cual año, en Cawdor
(como dice la obra) o en Glamis (como aseguran los guías de este último
castillo escocés, donde nació la famosa Reina Madre).
Macbeth
vive en nosotros porque es un poco nosotros y viceversa, perdón por la simpleza
pero no estimo necesario oscurecer con farfolla
lo que se entiende a primera vista. Dense un paseo por la edición
ilustrada que hoy traemos aquí y gócenla. Y espántense con las láminas de
Pintér, autor italo-húngaro siempre contestatario con el poder, quien consigue
hacernos vibrar con sus sangrientas escenas que tan bien plasman toda la fuerza
dramática de la obra, resumiéndola como esas fotografías promocionales que se
ponen a la puerta de las salas de cine junto a las sinopsis.
A
título personal, podría confesar que siempre he sentido un poquito de tirria
hacia la adoración desmesurada que se tiene por William Shakespeare (no sé si
se ha notado en el primer párrafo). “Juerguista con protesta”, señalo empero los
libros que me leo para Estado Crítico con un separalibros traído de Stratford,
cuna del “Cisne de Avon”. Y es que, por mucho que queramos restarle a su imagen
o socavarla (como en la peli Anonymous, de 2011), su influencia es tan grande
que no podemos negar la evidencia. William Shakespeare es el ‘crack’ de la
Literatura Universal, el Superautor. Y aunque no soy tan osado como para decir que
Macbeth sea su mejor obra, sí estoy
dispuesto a confesar sin problema que esta edición de Macbeth sería una valiosísima adición a
cualquier biblioteca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario