17 octubre 2012

El fútbol y la vida

Un balón envenenado. Poesía y fútbol

VV. AA.

Visor, 2012. Colección "Visor de Poesía"

ISBN: 978-84-9895-800-3

253 páginas

12 €

Editado por Luis García Montero y Jesús García Sánchez



Juan Carlos Sierra

Cada uno cumple años y lo celebra según marca cíclicamente el devenir del almanaque. Para algunas editoriales, sin embargo, los cumpleaños y sus fiestas no coinciden necesariamente con la cronología de los aniversarios, ya que su tiempo lo marcan los números que aparecen en el lomo de sus publicaciones. En el caso de la editorial Visor, para celebrar el número 800 de su colección de poesía, su entrenador, Jesús García Sánchez, y uno de sus pichichis, Luis García Montero, se han propuesto dedicar una antología a la relación que a través de los años los poetas en lengua castellana han mantenido con el fútbol.

Como punto de partida de esta antología sus autores escriben al final del prólogo lo siguiente: “Aunque no se trata de una antología de afán minucioso, ni de un trabajo académico, ni de un ejercicio de rigor lírico, sino de una fiesta de aniversario, el poeta y el editor se han puesto de acuerdo en la necesidad de aclarar que algunos nombres brillan aquí por su ausencia. (…) Los jugadores leñeros y sin clase están de sobra en una alineación ideal”.

Teniendo esto en cuenta, el tono de esta reseña se adaptará, para pasar un buen rato, al terreno de juego poético elegido y no se meterá en las marrullerías de los defensas centrales de la literatura, sobre todo por ignorancia. Así que quien espere una muestra de erudición y fino análisis crítico –en caso de que uno pudiera en algún momento alcanzar tales cotas de excelencia- puede ir migrando a la barra de favoritos y teclear algún otro portal de fina y erudita crítica literaria. Hoy no toca, porque hemos venido aquí a divertirnos "con la poesía y el fútbol", “la cosa más importante entre las cosas sin importancia” según apostilla sobre el "deporte rey" el "fútboladicto" confeso Eduardo Galeano.

Y sí, resulta divertido en cierto modo leer los poemas que algunos de los autores del 27 dedicaron al fútbol. Quizá el más célebre sea "Oda a Platko", el texto que Rafael Alberti dedicó al portero húngaro del FC Barcelona en la final de la Copa del Rey a triple partido que tuvo lugar en 1928. Y digo que resulta divertido y, añado, casi ingenuo el tono utilizado por Alberti al poetizar el fútbol, un fenómeno que entonces olía a modernidad -como el aeroplano, la máquina de escribir,…- y que ahora hiede a corruptelas y blanqueo de dinero. También recoge esta antología la respuesta o réplica que un aficionado de la Real Sociedad de San Sebastián, rival y víctima del Barcelona en aquella final, escribió para defender sus colores; un tal Gabriel Celaya. No sé si les suena. Como los niños en la calle que argumentan a voz en grito sobre quién es mejor, si el Madrid de Mourinho o el Barça de Guardiola, si Cristiano Ronaldo o Messi, los poetas lo hacen en verso con el mismo convencimiento.

Es, por otra parte, ese terreno de la infancia una constante en los poemas antologados. Muchos de ellos recuerdan, con cierto tono de nostalgia a veces, episodios y personajes míticos de los primeros años de vida en torno al fútbol, porque aquellos partidos a vida o muerte en el empedrado de las calles también pertenecen a aquel paraíso perdido. No obstante, -léase el texto introductorio de Joan Manuel Serrat- el paisaje de la infancia futbolera ha cambiado radicalmente y ha perdido su espontaneidad e ingenuidad gracias a la funesta labor de los padres-entrenadores, aquellos que desde la banda de un campo de Regional Preferente gritan a sus hijos su pasado y presente de frustrados futbolistas de Primera División.

Desde un punto de vista más literario, llama la atención que muchos de los poetas convocados a esta selección se presenten sin un currículum de textos anteriores que avalen su interés por la temática futbolística. Da la impresión de que a la invitación del seleccionador se han presentado con la primera equipación que han improvisado en casa, con un uniforme de circunstancias; y ya se sabe que todos los equipos respetables visten con la misma camisola, pantalón y medias, avaladas casi siempre por una marca deportiva de prestigio y calidad.

De entre los que ya han jugado en otras ligas importantes en su carrera poética, quizá uno de los más acertados de cara al marco del lector sea Juan Bonilla. Su poema "Anfield Stadium" está lleno de fútbol mítico, pero también -y quizá más importante- de soledad, del paso del tiempo, de dignidad,… De todas esas cosas de las que habla la buena poesía, en las que el lector se reconoce, con las que se emociona,… el fútbol y la vida.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Wonderful, míster.

pura fritanga dijo...

Wonderful, míster.

Juan Carlos Sierra dijo...

Thanks, bro!