Åsa Larsson
Seix Barral, 2009
ISBN. 978-84-322-2851
300 pág.
18,50 euros.
Jesús Cotta
Aurora boreal, que lanzó a la fama a su autora Åsa Larsson (no confundir con Stieg Larsson), es una novela de intriga y crimen un tanto peculiar, donde casi importan más las motivaciones y el carácter de los personajes que la intriga misma, la cual parece más bien una excusa para presentar una galería de almas unidas por secretos oscuros y dolidas por su pasado, con un toque de adolescentes traumatizados por sus padres.
La autora se apresura en mostrar el crimen al principio del libro, como en tantas novelas policíacas, pero luego se demora en dar las pistas que nos conduzcan al culpable, mientras nos lleva de un personaje a otro hacia un final que la protagonista habría sido incapaz de adivinar al principio y con el que la autora los deja a todos en su sitio.
Si se me permite la ligereza, diría que es una obra con un escenario bastante sueco, lo que es un aliciente: los muebles son de Ikea; las casas están alejadas unas de otras y acosadas por una nieve omnipresente, bajo una aurora boreal inquietante y cancerígena; los perros son también personajes de la novela y resultan más simpáticos que los niños, difíciles y un poco malcriados, los cuales, a la primera de cambio, parecen dispuestos a denunciar a los adultos por desamparo; los personajes tienen dificultades para expresar sus sentimientos con naturalidad; todos están divorciados o separados o viven solos sin saber gestionar bien sus sentimientos...
La trama se desarrolla en un pueblo del norte de Suecia, con poco sol y mucha noche, donde un grupo religioso dirigido por líderes carismáticos han levantado una iglesia de cristal. Uno de esos líderes es asesinado y su hermana resulta sospechosa. Su amiga Rebecka, abogada en un bufé prestigioso, como lo fue la autora, intentará salvarla con la ayuda de una policía embarazada que, si no fuera porque dice muchos tacos, parece, allí en medio de tanta nieve, un calco de la genial policía embarazada Marge de Fargo, de los hermanos Coen.
Como dice la autora, “todo lo que no se dice es lo que delata a una persona” y es con esos silencios como la autora nos hace sospechar de unos personajes o de otros.
Así pues, asesinos escondidos en apariencias honorables, nieve, sangre, misticismo, pasajes de la Biblia para enmendar la plana a unos pastores demasiado amigos del dinero, notas con amenazas, complicidad de buenas amigas, abusos sexuales a menores, el recuerdo traumático de un aborto y el parto final de la mujer policía son los ingredientes de una novela digna y amena para el verano.
Que la disfruten ustedes.
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