Cuatro por cuatro
Sara Mesa
Anagrama, 2012. Colección "Narrativas
Hispánicas"
ISBN: 978-84-339-9756-2
270 páginas
17,95 €
Finalista Premio Herralde de Novela
Alejandro Luque
Como no sólo somos lo que comemos, un novelista no es
necesariamente lo que lee. Pero tampoco cabe duda de que nuestras lecturas son
un reflejo de nuestros intereses, inclinaciones y curiosidades. Si tomamos como
botón de muestra las reseñas del blog Estado Crítico firmadas
por Sara Mesa en el último año –es decir, en la culminación de
su Cuatro por cuatro–, encontraremos algunas referencias para
adentrarnos en su última novela, flamante finalista del Premio Herralde:
nombres como Hermann Ungar, Herta Müller o Thomas
Bernhard hablan de una atracción hacia los mundos perturbadores y las
representaciones del mal, de una concepción de la literatura como llave para
adentrarse en las zonas más oscuras del alma humana.
En los comentarios de Sara a Subte, de Rafael
Pinedo, leemos: “Estos no son tiempos para la literatura optimista o
evasiva. Las distopías, o las utopías perversas, están de moda. Mundos
desolados, destrucción, caos, lucha por la supervivencia… una atmósfera
narrativa ante la que hoy estamos quizá más receptivos que nunca (¿o es que
antes andábamos dormidos y ciegos?)”. No hay mejor modo de introducir Cuatro
por cuatro, una historia ambientada en un internado, el Wybrany College,
donde conviven alumnos de familias acomodadas y becados de extracción humilde,
hijos de trabajadores al servicio del proyecto. En un logrado clima de opresión
y aislamiento se desenvuelven personajes sometidos a una estricta jerarquía,
dentro de la cual nadie desaprovecha la oportunidad de abusar de sus
inferiores, a veces hasta la crueldad.
Pero, como escribe Sara Mesa en su reseña sobre La ética de la crueldad de José Ovejero, “la crueldad,
no confundamos, no exige necesariamente la aparición de la violencia física. Lo
cruel es una categoría relacionada en cierto grado con la violencia, pero sobre
todo con el exceso”. El Wybrany es sin duda excesivo, pero no necesita
enfatizar la violencia porque, salvando algún tímido amago de rebeldía,
muy pronto sabemos que ésta ha logrado su fin último: la sumisión.
Si la novela hubiera extendido su estructura coral y
circular hasta el final, probablemente se habría adentrado en un
callejón sin salida. Acierta en este sentido Sara al introducir, al llegar al
centenar de páginas, un salto muy efectivo: pasamos a leer el diario de Isidro
Bedragare, profesor del centro algún tiempo después de los hechos narrados en
la primera parte, que abrirá una inesperada subtrama para desvelar las
terribles verdades que esconden los muros del "colich".
Echando mano de algunos de los “grandes temas
bernhardianos” que ella misma reconoció en su reseña de Trastorno –“el
suicidio, los dramas familiares, la figura de la hermana oprimida, la
corrupción de los sistemas educativos, la búsqueda obsesiva del aislamiento
para la consecución de un anhelo artístico que lleva a la locura…”–, Sara
logra imprimir un vuelo más que efectivo a la historia, mostrando a un
personaje más bien blando, cínico y pusilánime, y preparando el terreno para un
desenlace a la vez rotundo y abierto a lecturas diversas.
Añádanle a lo dicho una “prosa acerada y certera”
como la de Herta Müller, un lenguaje “despojado de retórica pero
impregnado de sentido”, así como una bien administrada dosis de “expresionismo
y sordidez” a la Ungar, para obtener una de las mejores sorpresas que nos
deparó el pasado año en materia de narrativa española, un paso de gigante en el
crecimiento de la autora.
Para no ser acusado de corporativismo facilón, me he
esforzado en sacarle un defecto a Cuatro por cuatro. No ha sido
fácil, pero he dado con uno de los que subrayo en rojo: el hecho de que la voz
de Bedragare sea sospechosamente similar a las voces de la primera parte, lo
que resta relieve a los personajes. Por ejemplo, una expresión tan característica
como “engurruñar los ojos” se repite en voces distintas a lo largo de la
novela. De acuerdo, se trata de un detalle nimio, pero ya advertí que hay que
cavar bastante para encontrar flecos en esta obra redonda.
Con Cuatro por cuatro, Sara ha logrado una de las máximas aspiraciones de un escritor, hacerse digno de ingresar en su propia biblioteca. Dicho, lo cual, sólo me queda felicitar a la autora y recomendar su novela con la misma apostilla que ella usó para referirse a su admirado Bohumil Hrabal: "Esperamos más títulos con impaciencia: literatura singular para lectores que buscan libros diferentes".
4 comentarios:
Fantástico homenaje a la Sara Mesa novelista y reseñista! Sin duda, candidata a la crítica de EC más original del año!
Es una novela fantástica. De lo mejorcito que leído últimamente. Ésta y la anterior son primas hermanas. Quedaría muy bien una tercera como trilogía (ahí lo dejo).
Esto, además de una buena crítica, es un homenaje elegante como pocos. Enhorabuena tb al reseñista.
Alicante también ama la buena literatura. Mi 4x4 me llevará esta misma tarde hasta esta promesa. Este Luque que reseña tiene algo que ver con Antonio Luque el de Sr. Chinarro?
Camarada Ale, se lo ha currado usted de lo lindo. Enhorabuena tanto a la autora como al crítico.
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