Daisy
Miller / Otra vuelta de tuerca
Henry
James
Austral,
2012. Colección “Básicos”
224
páginas
2,95 €
José
María Moraga
La
cultura es una cosa bastante jodida. En menos que canta un gallo le pueden a
uno hacer sentir fuera de juego al obligarle a admitir en una reunión que no ha
leído tal o cual libro. También pasa con las películas y los discos, como en
aquella escena de Alta Fidelidad (2000) de Stephen Frears en la que Jack Black
avergonzaba a un cliente de su tienda de discos por no haber escuchado el
Blonde On Blonde (1966) de Bob Dylan. Decía Dietrich Schwanitz, el de La
cultura: Todo lo que hay que saber (1999), que ser culto equivale a conocer las
reglas de un juego o deporte, y que basta con dar los pasos aceptados
convencionalmente (en lecturas, visionados, audiciones) para ser considerado
“culto” y aceptado en el grupo.
Dicho
esto (si se quiere aceptar la premisa), en este momento envidio a todos
aquellos que no hayan leído nunca Daisy Miller (1879) ni Otra vuelta de tuerca
(1898) del escritor norteamericano Henry James. No haberlo hecho supone un
pecado de lesa cultura, sobre todo la segunda obra, clásico fin de siglo al
nivel de El corazón de las tinieblas (1899) de Joseph Conrad. A pesar de ello
yo prefiero la primera, es una cuestión de preferencias personales, lo único
claro es que estamos de enhorabuena porque Austral ha sacado una edición de
bolsillo con ambas novelitas a un precio irrisorio. Ya no hay excusa pues. Por
el mismo número de páginas de una novela normal (o la mitad de las que están
ahora de moda) tienen ustedes dos clásicos anglosajones, por el precio de una
tapa. Encantadora esta colección de Austral, que aprovecho para recomendar (no
estoy a sueldo de la editorial, aclaro), ya que incluye básicos como Lazarillo
de Tormes, El jugador de Dostoievski, El Buscón de Quevedo, y otros de Carson
McCullers o Torrente Ballester. Pero también teatro (Macbeth) y la poesía de
Baudelaire, Manrique o Pessoa.
Envidio a
todo el que no haya leído nunca la historia de Daisy Miller, una chica bien
norteamericana inmersa en el frívolo y excitante -pero también encorsetado y
cruel- ambiente de los viajeros en la Europa de finales del siglo XIX. Americanos que venían a Francia, Suiza o
Italia a holgar en balnearios, visitar los monumentos y obras de arte de que su
aún joven nación carecía o simplemente a pescar novio; un mundo que tan bien
retrataron entre otros Edith Wharton y el propio Henry James. James, maestro de
la psicología de los personajes, juega aquí como nadie con las expectativas de
la joven Daisy y su pretendiente Winterbourne en lo que constituye una
deliciosísima novela corta, paradigmática de la literatura del ‘turn of the
century’.
Tal vez
la obra más conocida de Henry James sea The Turn of the Screw, la
inexplicablemente traducida como Otra vuelta de tuerca (1898). Llevada al cine
(igual que Daisy Miller), vendida como un cuento de terror clásico, Otra vuelta
de tuerca se presenta en este volumen junto a los amores de la srta. Miller,
dando nuevas muestras de la profundidad psicológica y la sutileza descriptiva
del autor neoyorquino. Leída ahora, esta novela corta puede no resultar tan
terrorífica como su capítulo introductorio proclama. Cierto: en un mundo
post-Auschwitz, post-Hiroshima y post-películas de sangre a borbotones, es
posible que las tribulaciones de la institutriz a cargo de los inquietantes
niñitos Miles y Flora no nos causen alaridos de horror ni pesadillas, pero el
lector sensible no dejará de apreciar la sutileza del relato jamesiano, narrado
con las suficientes dosis de ambigüedad para no revelar nunca todo lo que nos
gustaría saber, y, en todo caso, es comprensible que a principios del siglo XX
este libro diera muuuucho miedito.
Al final,
resulta irrelevante si los fantasmas de Otra vuelta de tuerca son “reales” o
meras creaciones de una imaginación nerviosa , atormentada y reprimida
sexualmente. El lector de un siglo y pico después sabrá quedarse con los
materiales de una obra literaria de primera fila. Lo mismo puede decirse sobre
Daisy Miller, más allá del sabor local de las visitas al Castillo de Chillon en
Montreaux o al Coliseo romano -sin duda disfrutables-, debemos ahondar en el estudio
sobre la inocencia de una jovenzuela frente a los prejuicios de una sociedad
inflexible.
De modo
que, por si no lo he dejado suficientemente claro, todo el que no conozca de
primera mano la obra de Henry James, estas dos novelitas al menos, debe ir corriendo
hasta su librería o gran superficie más cercanas para adquirir tan maravilloso
volumen, que es un auténtico regalo. Hasta que terminen de leerlo no me burlaré
de ellos ni los despreciaré, envidiaré el universo de posibilidades que tienen
ante sí.
1 comentario:
De acuerdo con lo que dices de "Otra vuelta de tuerca": no hay que interpretarla, con disfrutar es suficiente. Y... me voy corriendo a buscar a "Margarita" :) Saludos
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