04 enero 2013

Tapitas culturales



Daisy Miller / Otra vuelta de tuerca

Henry James

Austral, 2012. Colección “Básicos”

ISBN: 978-84-6700-775-6

224 páginas

2,95 €




José María Moraga

La cultura es una cosa bastante jodida. En menos que canta un gallo le pueden a uno hacer sentir fuera de juego al obligarle a admitir en una reunión que no ha leído tal o cual libro. También pasa con las películas y los discos, como en aquella escena de Alta Fidelidad (2000) de Stephen Frears en la que Jack Black avergonzaba a un cliente de su tienda de discos por no haber escuchado el Blonde On Blonde (1966) de Bob Dylan. Decía Dietrich Schwanitz, el de La cultura: Todo lo que hay que saber (1999), que ser culto equivale a conocer las reglas de un juego o deporte, y que basta con dar los pasos aceptados convencionalmente (en lecturas, visionados, audiciones) para ser considerado “culto” y aceptado en el grupo.

Dicho esto (si se quiere aceptar la premisa), en este momento envidio a todos aquellos que no hayan leído nunca Daisy Miller (1879) ni Otra vuelta de tuerca (1898) del escritor norteamericano Henry James. No haberlo hecho supone un pecado de lesa cultura, sobre todo la segunda obra, clásico fin de siglo al nivel de El corazón de las tinieblas (1899) de Joseph Conrad. A pesar de ello yo prefiero la primera, es una cuestión de preferencias personales, lo único claro es que estamos de enhorabuena porque Austral ha sacado una edición de bolsillo con ambas novelitas a un precio irrisorio. Ya no hay excusa pues. Por el mismo número de páginas de una novela normal (o la mitad de las que están ahora de moda) tienen ustedes dos clásicos anglosajones, por el precio de una tapa. Encantadora esta colección de Austral, que aprovecho para recomendar (no estoy a sueldo de la editorial, aclaro), ya que incluye básicos como Lazarillo de Tormes, El jugador de Dostoievski, El Buscón de Quevedo, y otros de Carson McCullers o Torrente Ballester. Pero también teatro (Macbeth) y la poesía de Baudelaire, Manrique o Pessoa.

Envidio a todo el que no haya leído nunca la historia de Daisy Miller, una chica bien norteamericana inmersa en el frívolo y excitante -pero también encorsetado y cruel- ambiente de los viajeros en la Europa de finales del siglo XIX.  Americanos que venían a Francia, Suiza o Italia a holgar en balnearios, visitar los monumentos y obras de arte de que su aún joven nación carecía o simplemente a pescar novio; un mundo que tan bien retrataron entre otros Edith Wharton y el propio Henry James. James, maestro de la psicología de los personajes, juega aquí como nadie con las expectativas de la joven Daisy y su pretendiente Winterbourne en lo que constituye una deliciosísima novela corta, paradigmática de la literatura del ‘turn of the century’.

Tal vez la obra más conocida de Henry James sea The Turn of the Screw, la inexplicablemente traducida como Otra vuelta de tuerca (1898). Llevada al cine (igual que Daisy Miller), vendida como un cuento de terror clásico, Otra vuelta de tuerca se presenta en este volumen junto a los amores de la srta. Miller, dando nuevas muestras de la profundidad psicológica y la sutileza descriptiva del autor neoyorquino. Leída ahora, esta novela corta puede no resultar tan terrorífica como su capítulo introductorio proclama. Cierto: en un mundo post-Auschwitz, post-Hiroshima y post-películas de sangre a borbotones, es posible que las tribulaciones de la institutriz a cargo de los inquietantes niñitos Miles y Flora no nos causen alaridos de horror ni pesadillas, pero el lector sensible no dejará de apreciar la sutileza del relato jamesiano, narrado con las suficientes dosis de ambigüedad para no revelar nunca todo lo que nos gustaría saber, y, en todo caso, es comprensible que a principios del siglo XX este libro diera muuuucho miedito.

Al final, resulta irrelevante si los fantasmas de Otra vuelta de tuerca son “reales” o meras creaciones de una imaginación nerviosa , atormentada y reprimida sexualmente. El lector de un siglo y pico después sabrá quedarse con los materiales de una obra literaria de primera fila. Lo mismo puede decirse sobre Daisy Miller, más allá del sabor local de las visitas al Castillo de Chillon en Montreaux o al Coliseo romano -sin duda disfrutables-, debemos ahondar en el estudio sobre la inocencia de una jovenzuela frente a los prejuicios de una sociedad inflexible.

De modo que, por si no lo he dejado suficientemente claro, todo el que no conozca de primera mano la obra de Henry James, estas dos novelitas al menos, debe ir corriendo hasta su librería o gran superficie más cercanas para adquirir tan maravilloso volumen, que es un auténtico regalo. Hasta que terminen de leerlo no me burlaré de ellos ni los despreciaré, envidiaré el universo de posibilidades que tienen ante sí. 

1 comentario:

Molina de Tirso dijo...

De acuerdo con lo que dices de "Otra vuelta de tuerca": no hay que interpretarla, con disfrutar es suficiente. Y... me voy corriendo a buscar a "Margarita" :) Saludos