25 mayo 2010

Entre la tesis y el drama

El sueño de Whitman

José Luis Ferris

Fundación José Manuel Lara, 2010

Premio Málaga de Novela 2009

ISBN: 978-84-9682-58-4

285 páginas

19,90 euros




Jesús Cotta


Como hizo el rey David con Urías para beneficiarse a su esposa Betsabé, el capitán Zaldívar manda fusilar en julio del 36 a su gran amigo el brigada Gadea, por desafecto a la sublevación militar, y así se beneficia a su esposa, que se le entrega creyendo que su esposo está vivo y que de ella depende salvarlo. Le es, pues, infiel al esposo por amor al esposo y es una pena que el autor no le saque más partido a este embrollo psicológico y se contente con el papel que la esposa desempeña de víctima absoluta.

Meses más tarde, nace de ella una niña, Paulina, que sesenta y cinco años después protagoniza esta novela de búsqueda, pues no sabe si su padre es el verdugo o la víctima ni dónde está enterrado su padre, si es que lo es.

Lo más interesante de esta novela es ese punto de arranque. Por desgracia, dado que el autor pierde parte de su energía en mostrar cuán necesaria es la Ley de Memoria Histórica y no en construir una novela válida en sí misma, la obra deriva hacia el drama y pierde fuelle, pues el afán, justo por lo demás, de Paulina por poner las cosas en su sitio y por encontrar el cadáver de su padre me interesa menos, al menos a mí, que el misterio que se plantea al principio: ¿Zaldívar, ese falangista malvado pero cada vez más descontento con Franco y enamorado de los versos de Whitman, es tan rematadamente malo como parece o esconde un secreto dolor que de alguna manera lo redime?

Me habría encantado que el autor no nos lo hubiese mostrado sólo desde fuera y desde alguna carta que otra, sino que se hubiera adentrado en su mundo interior y en las razones que lo llevaban a actuar como actuó.

Y la que me parece menos interesante es precisamente la protagonista, Paulina, que se ve reducida a su papel de búsqueda, desagravio y de recuperación de la memoria. Personajes secundarios como Ramírez o Fany o el editor que se enamora de ella se me antojan más frescos e interesantes.

Y por eso uno está deseando que el autor deje de hablar de Paulina y del editor y de sus pesquisas y su paseos exóticos por Marruecos y su idilio y que vaya directamente al grano: la resolución del misterio acerca del malo. En literatura los malos suelen ser más interesantes que los buenos.

Los ingredientes de la novela son, pues, la intriga de una investigación, una historia de amor y una grave enfermedad para producir la compasión final y urgirnos a recuperar la memoria antes de que mueran los que aún la tienen. Podría decirse, pues, que se trata de una novela de tesis, cuyo fin es ilustrar con un personaje concreto la importancia personal e íntima de la recuperación de la memoria colectiva.

José Luis Ferris mismo considera que la literatura es una buena arma reivindicativa. Pero yo opino que, cuando se usa la literatura como arma reivindicativa, por muy noble que sea la causa, la literatura se resiente, a no ser que uno sea un genio como Einsenstein y realice una obra genial como El acorazado Potemkin. En esta novela de diseño, sin embargo, la causa reivindicativa se acaba merendando intriga y personajes. Y a los personajes de diseño yo prefiero los que deslumbran a su creador y acaban haciendo lo que tienen que hacer o, al menos, los que producen esa impresión fresca y libre en el lector.

Habría sido quizá más acertado dar con un personaje tan vivo como bien recreado literariamente y que sea el lector, y no los protagonistas, el que esté deseando descubrir el enigma del pasado. Por desgracia, lo interesante de Paulina no es Paulina, sino que su madre haya sido víctima de un falangista sin escrúpulos y que ella esté muy interesada en que eso se sepa por una cuestión de justicia. La causa es justa, pero la novela, al menos esta novela, no es el lugar ideal para concienciarnos de ello. Para concienciar o reivindicar es preferible un ensayo, género en el que el autor está ya avezado y que por increíble que parezca da más libertad y juego literario para las reivindicaciones que las novelas.

Eso sí, escrita en un lenguaje correcto, con algunos chispazos de brillantez, esta novela se lee de corrido y es una lectura ligera y amena para el verano y, además, apoya una causa noble, razones por las que creo que se le ha concedido el premio Málaga de novela 2009.

3 comentarios:

Juan Carlos Sierra dijo...

Buena vuelta al tajo crítico, Jesús.

EdicionesAbsalon dijo...

Un blog muy interesante, sobre todo por dar cabida en sus críticas a tantos géneros y escritores diversos.

Felicidades desde aquí por su magnífico y completo blog.

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Jesús Cotta Lobato dijo...

Juan Carlos, tenía yo ganas de volver al tajo codo con codo contigo.

Gracias, Ediciones Absalón, por la información.