El
mejor francés de Barcelona
Bieito Iglesias
Pulp Books, 2012
ISBN: 978-84-9385-770-7
222 páginas
19 €
Traducción de Equipo Pulp
Manolo
Haro
El centralismo
cultural hispánico pocas veces se ha acercado a los contornos de las otras
literaturas de la Península sin anteojeras; de forma muy simplista, ha ido
acogiendo lo que el propio mercado de procedencia le ofertaba como éxito ya
comprobado en sus tierras de origen. Quizás Cataluña, con la potencia editorial
que ha mostrado en las últimas décadas, puso en las mesas de novedades obras
publicadas en las dos lenguas cooficiales a la par. Pero qué pasa con un
negocio editorial como el gallego, con una población lectora en su lengua
vernácula bajo mínimos (15.000 ánimas apenas), que además sufre el paulatino
adelgazamiento de sus porcentajes de hablantes. Evidentemente, el envite
editorial se realizará apostando, ante este panorama, a caballo ganador; es
decir, se ofrecerá aquel producto que se ajuste a los cánones del gótico
internacional del momento y que pueda tener un pequeño espacio de vida entre
sus iguales en lengua española. El canon gallego visto a través de la lupa de
un 'connaisseur espagnol' podría citar a los indiscutibles, que,
casi siempre, han llegado a nosotros a través de traducciones de los mismos
autores o por producciones paralelas de estos mismos en una y otra lengua.
Rosalía, Blanco Amor, Cunqueiro, Méndez Ferrín o Manuel Rivas podrían aparecer
en la portada de cualquier suplemento cultural que hoy, 17 de mayo, le dedique
su frontispicio al Día das Letras Galegas.
La otra pregunta que cabría
formularse es qué ocurre con aquellos autores que han permanecido fuera de los
lametazos del mercado, que han construido calladamente una obra brillante, que
han permanecido fieles a una lengua que a fuerza de años se ha ido convirtiendo
en una cosa decolorida por obra y gracia de la planicie lingüística de los
medios de comunicación en la 'Gallaecia'. La fortuna del escritor corre pareja a
veces a demasiadas cuestiones extraliterarias. Si les dijera que Bieito
Iglesias es el mejor escritor gallego (en gallego) vivo, alguien podría
tacharme de exagerado. Entonces recurriría al palmarés y a la biblioteca que
exhibe el nombre del autor en sus lomos (Aventura en Nassau, Vento de seda,
Miss Ourense, Conta os latidos, Bajo las más bellas estrellas –Premio Ciudad de
Salamanca en 1998–, O mellor francés de Barcelona –Premio de la crítica en
1999–, A historia escríbese de noite, A vida apoteósica, Amor e música lixeira,
Pan e coitelo o Contos da terra da tarde), pero incluso se podría poner bajo
sospecha laureles que acostumbran a escabechar a poetas con más agenda que
sustancia. Para que el lector curioso juzgue por sí mismo, llega, al fin, una
traducción de El mejor francés de Barcelona,
colección de cuentos que Bieito Iglesias había publicado ya en gallego y
que Pulp Books vuelca ahora al castellano.
Un hombre despierta una
mañana y se encuentra en el cuerpo del marido de una florista; otro recibe por
equivocación la continua correspondencia desde Florencia de una mujer
despechada acompañada de dos críos; uno más, hastiado de la espuma de
los días, cuando toma un tren para iniciar la fuga de su esposa, se topa con un
individuo que dice haber matado a la suya; un escritor periférico acude a un
encuentro de narradores con la labia desatada para conjurar las necias
creencias de que los gallegos son callados y medrosos; un profesor convence a
su mujer de que la “biodiversidad afectiva” es lo único que puede salvarnos del
hastío matrimonial; una banda de asaltadores de ahorros de aldeanos en Galicia
descubren que el infierno, como decía Sartre, son los otros; un enamorado autor
maduro le explica a la joven que lo ama por qué no quiere ser padre de sus
hijos; un ex-poeta culturalista, desencantado de la vida literaria, subsiste
robando los 'best sellers' que revende.
Todos los personajes que
acuden a nuestro encuentro tienen en común la necesidad de ser otro, de negar
lo que fueron o de tornar a un estado anterior más dichoso. Creo que todas
estas historias vienen a nuestro encuentro tras un proceso de decantación, que
nos deja entre los dedos el poso de nuestras propias existencias narradas con
una lucidez, una ironía y un lirismo absolutos. Incluso el mismo autor, en ese
continuo juego de voces que atraviesan el libro en clave de cajas chinas,
cartas, esquelas y fragmentos, se permite el lujo de ser otro; concretamente,
sir Arthur Conan Doyle, pues entre este tráfago sentimental contemporáneo,
Bieito Iglesias cuela un pastiche magistral –no por casualidad es el
cotraductor de todo Holmes al gallego– de las historias del detective y de su
compañero Watson.
La multitud de voces que se
cruzan en El mejor francés de Barcelona están guiadas por un estilo que es
capaz de condesar el tiempo y la belleza en un fraseo luminoso. Lo popular y lo
culto se mezclan por medio de un ingenio lúbrico a veces, lírico otras. Acuden
señeras luminarias a alumbrar estos caminos en forma de homenajes: Nabokov,
Bellow, John Donne, Coetzee, Fellini o Hitchcock aparecen desde detrás de algún
que otro párrafo, sutilmente emboscados en la prosa de Iglesias.
Para los que hemos podido
leer al autor a lo largo de estos años en su lengua original, y que disfrutamos
trayendo hasta las manos de nuestros amigos frutos criados en el Paraíso, la
publicación de El mejor francés de Barcelona es un hecho feliz, un extraño caso
de justicia poética. Si aún quieren creer en la literatura, pídanle a Dios
–Jorge Herralde en su última manifestación– que se dé una vuelta por Galicia.
Que lo disfruten.
2 comentarios:
Me has abierto el apetito por el libro (y yo que me creía por la portada que era el nuevo boom de la chick-lit a lo Sombras de Grey para adolescentes) y por la editorial. La verdad es que me parece una buena idea lo de publicar del gallego o de cualquier otra de las lenguas cooficiales al castellano.
¿Qué perdió la lengua gallega por resistirse a homologarse con el portugués? ¿Qué ganó, si ganó algo?
Publicar un comentario