Recuerdos de un callejón sin salida
Banana Yoshimoto
Tusquets, 2011. Colección "Andanzas"
ISBN: 978-84-8383-336-0
212 páginas
17 €
Traducción de Gabriel Álvarez Martínez
Rafael Suárez Plácido
Las historias que más me han gustado han sido siempre tristes, sencillas y tristes. No podría asegurar que las tramas que nos va descubriendo la escritora japonesa Banana Yoshimoto (Tokio, 1964) merezcan siempre ser calificadas así, pero sí que te van dejando impregnada el alma con un sentimiento muy cercano a la melancolía (a eso me refiero realmente cuando hablo de tristeza) y, sobre todo, con la sensación de que son historias que te pueden ocurrir a ti mismo.
Cuando digo que le pueden ocurrir a uno mismo hay dos realidades que hay que tener muy en cuenta, una más que otra, pero ambas son muy importantes. La primera es que las protagonistas de sus historias son siempre mujeres, mujeres que tienen entre los veinte y los cuarenta años y, o bien están atravesando un momento crítico en sus vidas, o bien aún no han llegado a conseguir lo que desean. Ambas son situaciones que provocan expectativas en el lector. Las mujeres de Banana Yoshimoto son como nos imaginamos a la autora antes de publicar su primera novela: universitarias, sin trabajo aún o con un contrato en prácticas en una empresa vinculada al sector editorial, o ayudando en la empresa familiar, y siempre con una latente vocación de narradora. Todo esto les lleva a fijarse en lo que les rodea y a reflexionar sobre ello, esmerándose en los detalles que a los demás pasan desapercibidos, sin temor a equivocarse, pero siendo conscientes de que lo hacen, de que casi siempre lo hacen, y dispuestas, por ello, a corregir sus errores. Quizás todo esto le haya llevado al enorme éxito del que goza en su país, donde ese espectro de población es muy amplio; también en el resto del mundo se ha convertido en una referencia para entender a la joven sociedad japonesa. Digo que son mujeres que observan el mundo que les rodea y es así, especialmente con los hombres. ¿Cómo ven a los hombres algunas de estas mujeres? Es fácil imaginarse el estupor: a veces negativo y produce rechazo; a veces positivo y les lleva a querer conocer más. Entre estos dos polos opuestos que tanto se atraen y, a veces, se confunden, se encuentran los personajes de los relatos de Recuerdos de un callejón sin salida, publicada por Tusquets, su editorial habitual, estos últimos meses.
Escribía que había dos realidades esenciales en la obra de nuestra autora y sólo he dicho una de ellas. La otra es Japón. El mundo japonés es tan distinto que nos acercamos a él con sumo cuidado y precaución. Nos fascina, pero evitamos que nos toque del todo. Lo sobrenatural es ya casi un género japonés en sí mismo. Y lo es en la literatura, en el cine, en la fotografía: muy especialmente en las narraciones de Banana Yoshimoto. En apariencia son historias que pueden ocurrir y que nos ocurren, pero con matices. En el primero de los relatos, La casa de los fantasmas, un joven convive en su modesto piso con una pareja de ancianos fallecidos que lo habitaron antes. No se molestan, no se inmiscuyen en las vidas ajenas, pero están ahí. Si esta historia hubiera ocurrido en occidente, los personajes habrían salido huido despavoridos; en las historias de Yoshimoto no sólo no es así, sino que se respetan y aprenden a convivir juntos, y se echan de menos si dejan de aparecer. Todo parece tan natural que incluso nosotros, sus lectores, lo vemos también natural.
La dificultad para encontrar trabajos dignos es otro de los temas esenciales. Los padres de los protagonistas realizaron el milagro económico de levantar un país casi aniquilado, tras la segunda guerra mundial, con jornadas laborales maratonianas y educaron a sus hijos para que estos tuvieran un futuro mejor. Eso y el choque con algunos de los usos más tradicionales de una cultura milenaria que no terminó de romper con su pasado, son los temas de esta autora, de este libro.
Recuerdos de un callejón sin salida es una colección de cinco relatos que la autora ha decidido sacar de sí misma para tratar, así, de alejar algunos de sus peores recuerdos de infancia y primera juventud. Quizás sea su libro más autobiográfico; quizás sean también sus mejores páginas hasta la fecha. Al final del libro nos pide que la perdonemos por su tristeza. Ya lo he escrito: a veces eso no es malo, al contrario, es la vida. Piérdanse por las calles de Tokio y lleguen a este callejón sin salida que, paradójicamente, les abrirá muchas puertas.
Banana Yoshimoto
Tusquets, 2011. Colección "Andanzas"
ISBN: 978-84-8383-336-0
212 páginas
17 €
Traducción de Gabriel Álvarez Martínez
Rafael Suárez Plácido
Las historias que más me han gustado han sido siempre tristes, sencillas y tristes. No podría asegurar que las tramas que nos va descubriendo la escritora japonesa Banana Yoshimoto (Tokio, 1964) merezcan siempre ser calificadas así, pero sí que te van dejando impregnada el alma con un sentimiento muy cercano a la melancolía (a eso me refiero realmente cuando hablo de tristeza) y, sobre todo, con la sensación de que son historias que te pueden ocurrir a ti mismo.
Cuando digo que le pueden ocurrir a uno mismo hay dos realidades que hay que tener muy en cuenta, una más que otra, pero ambas son muy importantes. La primera es que las protagonistas de sus historias son siempre mujeres, mujeres que tienen entre los veinte y los cuarenta años y, o bien están atravesando un momento crítico en sus vidas, o bien aún no han llegado a conseguir lo que desean. Ambas son situaciones que provocan expectativas en el lector. Las mujeres de Banana Yoshimoto son como nos imaginamos a la autora antes de publicar su primera novela: universitarias, sin trabajo aún o con un contrato en prácticas en una empresa vinculada al sector editorial, o ayudando en la empresa familiar, y siempre con una latente vocación de narradora. Todo esto les lleva a fijarse en lo que les rodea y a reflexionar sobre ello, esmerándose en los detalles que a los demás pasan desapercibidos, sin temor a equivocarse, pero siendo conscientes de que lo hacen, de que casi siempre lo hacen, y dispuestas, por ello, a corregir sus errores. Quizás todo esto le haya llevado al enorme éxito del que goza en su país, donde ese espectro de población es muy amplio; también en el resto del mundo se ha convertido en una referencia para entender a la joven sociedad japonesa. Digo que son mujeres que observan el mundo que les rodea y es así, especialmente con los hombres. ¿Cómo ven a los hombres algunas de estas mujeres? Es fácil imaginarse el estupor: a veces negativo y produce rechazo; a veces positivo y les lleva a querer conocer más. Entre estos dos polos opuestos que tanto se atraen y, a veces, se confunden, se encuentran los personajes de los relatos de Recuerdos de un callejón sin salida, publicada por Tusquets, su editorial habitual, estos últimos meses.
Escribía que había dos realidades esenciales en la obra de nuestra autora y sólo he dicho una de ellas. La otra es Japón. El mundo japonés es tan distinto que nos acercamos a él con sumo cuidado y precaución. Nos fascina, pero evitamos que nos toque del todo. Lo sobrenatural es ya casi un género japonés en sí mismo. Y lo es en la literatura, en el cine, en la fotografía: muy especialmente en las narraciones de Banana Yoshimoto. En apariencia son historias que pueden ocurrir y que nos ocurren, pero con matices. En el primero de los relatos, La casa de los fantasmas, un joven convive en su modesto piso con una pareja de ancianos fallecidos que lo habitaron antes. No se molestan, no se inmiscuyen en las vidas ajenas, pero están ahí. Si esta historia hubiera ocurrido en occidente, los personajes habrían salido huido despavoridos; en las historias de Yoshimoto no sólo no es así, sino que se respetan y aprenden a convivir juntos, y se echan de menos si dejan de aparecer. Todo parece tan natural que incluso nosotros, sus lectores, lo vemos también natural.
La dificultad para encontrar trabajos dignos es otro de los temas esenciales. Los padres de los protagonistas realizaron el milagro económico de levantar un país casi aniquilado, tras la segunda guerra mundial, con jornadas laborales maratonianas y educaron a sus hijos para que estos tuvieran un futuro mejor. Eso y el choque con algunos de los usos más tradicionales de una cultura milenaria que no terminó de romper con su pasado, son los temas de esta autora, de este libro.
Recuerdos de un callejón sin salida es una colección de cinco relatos que la autora ha decidido sacar de sí misma para tratar, así, de alejar algunos de sus peores recuerdos de infancia y primera juventud. Quizás sea su libro más autobiográfico; quizás sean también sus mejores páginas hasta la fecha. Al final del libro nos pide que la perdonemos por su tristeza. Ya lo he escrito: a veces eso no es malo, al contrario, es la vida. Piérdanse por las calles de Tokio y lleguen a este callejón sin salida que, paradójicamente, les abrirá muchas puertas.
1 comentario:
Yo también creo que es el mejor libro de Yoshimoto hasta la fecha, al menos de lo que se ha publicado aquí. Saludos
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