El asco
Grant Morrison y Chris Weston
Planeta de Agostini, 2011
ISBN: 978-84-684-0247-5
320 páginas
28,50 €
Traducción de Bittor García
José Martínez Ros
“¿PARA QUÉ SE USA EL ASCO? Este cómic se utiliza para tratar todo tipo de desórdenes, incluida la adicción a la pornografía por Internet, el insomnio, la pena, la crisis de los 40, la esquizofrenia, la ignorancia del samsara y la tristeza del siglo XXI, especialmente en pacientes cuya ansiedad milenaria y paranoia generalizada aún no ha respondido a los tratamientos normales…”
Precisamente el atrevimiento que echamos en falta en Pekar y compañía en The Beats lo tienen de sobra los autores de El asco (The Filth, en el original) el guionista escocés Grant Morrison, famoso precisamente por su tendencia a la narrativa no lineal, la hipertextualidad compulsiva, la metaficción y su interés por temas que no suelen aparecer en cómic corrientes, como son las drogas -absolutamente todas las drogas-, la reencarnación , las diversas teorías de la conspiración, las formas no convencionales de religiosidad, etc, etc (para más información el excelente documental Grant Morrison. Talking with Gods), y su equipo de dibujantes, encabezado por un genial y desatado Chris Weston. Una de las mayores influencias de Morrison es, sin duda, Burroughs (además de Thomas Pynchon, Philip K. Dick, Cronenberg o Alan Moore, con el que mantiene desde hace años una conflictiva relación de mutua admiración-odio), que se habría sentido encantado con esta obra, que tanto debe a su novela Nova Express.
Su bizarrísima trama nos presenta a un pobre desgraciado, adicto a la pornografía, pero fiel amante de los gatos, Greg Feely, quien descubre -tras una intensa sesión de sexo- que todo lo que sabe de sí mismo no es más que una parapersonalidad, un conjunto de datos falsos, y que en realidad pertenece a una organización policiaca interdimensional denominada La Mano ("Que tiene jurisdicción sobre todas las agencias terrenales. La Mano da y quita. La Mano golpea. La Mano emite. La Mano acaricia. La Mano invoca. Protegemos Status Q"), encargada de eliminar todas las amenazas que ponen en peligro la realidad. O como dice uno de los personajes: “nuestro trabajo es limpiar el culo del mundo”.
Entre los miembros de su sumamente desquiciado equipo destaca con luz propia Dimitri, el Camarada 9, un chimpancé comunista, empedernido fumador de marihuana y mejor asesino del mundo ("Soy el chimpancé que mató al primate alfa Kennedy"), el almirante Nixonnoxin, con su equipo de delfines malhablados o la oficial superior Suciedad Madre y tendrán que enfrentarse a diversas amenazas que incluyen un revolucionario que secuestra al presidente de Estados Unidos y le implanta pechos de silicona o un magnate del porno decidido a fecundar a todas las mujeres del planeta y otros variopintos personajes empeñados en acabar con el “Status Q”.
Señores y señoras, desconozco qué efectos tendrá en su psique la imaginación desenfrenada de Morrison y su policía surrealista. Si trastoca algún valor moral que creen fundamental o afecta a su noción de lo que es real o no, no me pidan explicaciones. En todo caso, la elección es suya: “Vamos, toma partido. Tú escoges. ¿En qué mundo quieres vivir? Pero recuerda… La Mano jamás olvida, La Mano jamás te suelta.”
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