The Beats
Harvey Pekar y Ed Piskor
451 Editores, 2011
ISBN: 978-84-92891-10-8
200 páginas
19,50 €
Traducción de Santiago García
José Martínez Ros
Fueron los hijos de la Generación Perdida de Hemingway o Scott Fitzegald y los padres secretos de los 'hippies'. Los primeros en rebelarse contra el adocenado 'American way of life' de los años 50, los Estados Unidos sonrientes e hipócritas de Truman y Eisenhower, y quienes acuñaron el término "contracultura". Escribieron En el camino, La máquina blanda, Aullido y otros muchos libros que se convirtieron en clásicos. Sus novelas y poemas mostraban abiertamente sus experiencias acerca del sexo sin compromisos y los estados alterados de conciencia producto de sus experiencias con las drogas. Ejercieron una enorme influencia en los movimientos por la liberación de las mujeres, los afroamericanos y los homosexuales que estallaron en la década siguiente. Eran los Beats, la generación “molida”. Gracias a esta novela gráfica, obra de Harvey Pekar, el autor de American Splendor, y Ed Piskor, junto a otros guionistas y dibujantes, teníamos 'a priori', en las librerías, una excelente oportunidad para recordarlos. Y lo habría sido si el tema hubiera caído en otras manos.
Estructurada como una serie de biografías paralelas, se centra en los tres grandes chamanes del movimiento Beat: Jack Kerouac, Allen Ginsberg y William S. Burroughs. El primero, un antiguo jugador de fútbol de la Universidad de Columbia, que tras abandonar sus estudios fue, sucesivamente, dependiente de una gasolinera, albañil, marinero y, por último, un novelista revolucionario que llevó el espíritu de la epopeya a las carreteras norteamericanas antes de morir alcoholizado; el segundo, budista, místico, homosexual y tal vez con vocación de santo, escribió algunos de los poemas más intensos, angustiosos, leídos e imitados del siglo XX, como "Aullido" o "Kaddish"; el tercero, el más culto, longevo y, sin duda, tenebroso de este célebre trío de inconformistas, descubrió que el lenguaje era un virus extraterrestre que había colonizado nuestras mentes y condicionaba la forma en la que vemos la realidad y, a lo largo de una larga vida dedicada a la delincuencia, las drogas, la autodegradación y la literatura, se dedicó a denunciarlo. Por supuesto, Pekar y compañía no olvidan a otros grandes artistas, como Robert Duncan, Diane di Prima o Charles Olson y a sus no menos novelescas existencias. The Beats hubiera podido ser un ejemplar testimonio gráfico y literario de un pequeño grupo de hombres y mujeres que cambiaron nuestra manera de pensar, de vivir, de soñar. Pero, lamentablemente, no es así. No. Nada de eso. The Beats se las arregla para que resulte aburrido.
Sin embargo está lastrada, y la responsabilidad corresponde sobre todo a Pekar, el principal guionista, por lo muy convencional y lineal de su estilo, que se repite biografía a biografía. Este cómic ha recibido gran cantidad elogios, que sólo puedo explicar, en parte, por la fama de Pekar, que en este caso se muestra inexplicable, y el tema que trata (supongo que es más fácil poner a parir a Batman) y porque buena parte de sus lectores no lo son, habitualmente, de cómic. Pekar escribe un guión impermeable a cualquier innovación en las técnicas del arte que supuestamente practica, como si nunca hubieran sido publicados Maus, Ronin, From Hell, El Incal, Paracuellos, 100 balas, Los invisibles, El eternauta, etc, etc.
Hubiera sido necesario que, además de una serie de datos, la biografía del autor de On the road reflejara el anhelo -tan norteamericano- de los grandes horizontes y la libertad individual por encima de todo o en la de Burroughs su atormentada concepción del mundo como un inmenso campo de concentración mental, y no es así. No soñemos. El placer literario que pueden obtener en The Beats es el mismo que leyendo un artículo de la Wikipedia.
6 comentarios:
De buena nos libras, amigo Martínez Ros!! Los Beats ya no son -de por sí- santos de mi devoción, con que tu reseña acaba de darle la puntilla a este cómic.
Nos reservaremos los leuros para recomendaciones mejores.
A mí Borroughs me gusta bastante. Y Ginsberg y Robert Duncan también. Pero estas biografías en cómic son un castañazo.
El mejor bio-comic que he leído nunca fue uno monográfico sobre la concepción, nacimiento, desarrollo sexual, caída, subida y vuelta a caer de Rita Barberá. Recuerdo un primer plano en una viñeta de una raja de culo vibrando sonoramente delante de una admiradora-dora-dora. Buena reseña también. De esas de ahorrar pesetas. Gracias Ros.
Esta mariluz viene mucho por aquí, viene sospechosamente mucho, como en el chiste del oso y el cazador (¿usted no viene aquí a cazar, ¿verdad?), esta mariluz, hemos de concluir, quiere algo, no viene solamente a leer.
Vengo porque me gustan estos muchachos. No busco nada. Sólo la calidad crítica que no me dan en otros sitios. Anónimo, siento decirle que yo sí que le veo mucho en los comentarios chuscos de la prensa de provincia. Siga leyéndome por aquí.
¿Y por qué está tan pendiente de los comentarios, entonces? Si quiere, le doy mi dirección de msn y flirteamos. Para empezar, sabe dónde van las tildes. Ya sólo eso hace que vuele mi imaginación.
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