Bailes de medio siglo
Martín Sotelo
Nocturna, 2012
ISBN: 978-84-939200-7-4
201
páginas
15 €
Daniel Ruiz García
Quienes
han escrito sobre este libro encuentran en él ecos de figuras como las de Faulkner, Marsé u Onetti. A mí, sin embargo, casi desde que entré en el relato, Bailes de medio siglo me ha recordado a La familia de Pascual Duarte. Me
recuerda a ese Cela pero también a Delibes, Baroja, Aldecoa, incluso Clarín.
Literatura castellana, terruñera, esa que habla sobre la tierra con olor a
cenizas y con sabor a sequía.
Porque Bailes de medio siglo es una novela muy
castellana. Partiendo de una historia real (un hombre que asesinó al marido de
su amante, y que cincuenta años después asesinó a la propia amante), Martín Sotelo construye una historia
plagada de voces, trazada con fino escalpelo, donde se dibuja la geografía de
una España en blanco y negro, donde se impone la supervivencia, la picaresca,
el hambre, incluso la maldad. El cuestionamiento de la virilidad, el
malentendido del amor como posesión material, los celos, la tristeza de la vida
alegre, son algunos de los motivos sobre los que se cimienta esta obra que
tiene una música de aroma costumbrista pero muy bien interpretada. Hay mucha
pericia en el manejo de los diálogos, que resultan muy naturales, y que aportan
una valiosa función informativa a la trama, una trama que se construye (imagino
que ahí están Onetti y Faulkner) a través del recurso del desvelamiento
paulatino. Las elipsis también juegan un importante papel como elemento
propiciador de los saltos narrativos, resultando de todo ello una novela de
gran intensidad no sólo por lo que se cuenta sino por lo que queda sugerido.
También
lo obvio, aunque no lo menos importante tratándose de una ópera prima: Martín
Sotelo escribe con una fluidez y una solvencia impresionantes. En su trabajo se
intuye una importante labor de pulido, su prosa no es hemorrágica sino más bien
sobria, pero con una sobriedad trufada de brillo, a través de imágenes y metáforas
que alumbran el camino como si alguien las hubiera ido arrojando por el
pavimento como por descuido.
Se hace
corta, y eso no es malo. Que nos quedemos con ganas de más quiere decir que
esperaremos ansiosos a que llegue una nueva novela, y podamos seguir tomándole
el pulso a un autor más que prometedor. Su debut debe ser celebrado.
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