Ingmar
Bergman
Jörn
Donner
Libros
del Innombrable, 2012
ISBN:
978-84-92759-49-1
222
páginas
18 €
Traducción de Francisco J. Uriz
Sara Mesa
Este
libro no es una biografía sobre Bergman.
Lo dice expresamente su autor, Jörn
Donner, desde el principio: se trata más bien de un conjunto de reflexiones
y recuerdos algo inconexos de su relación con el gran cineasta y dramaturgo
sueco. Esta naturaleza mixta, entre el ensayo y las memorias, es lo que presta
su particularidad a la obra. Un libro fallido, desde mi punto de vista,
inconsistente, aunque también curioso y, en cierto modo, enigmático. Porque,
¿quién es Jörn Donner? Escritor, crítico cinematográfico y director de cine
finlandés nacido en 1933, tentado por la política y la diplomacia, Donner
presume de haber colaborado estrechamente con Bergman a lo largo de varios
decenios, aunque lo cierto es que Bergman ni siquiera lo nombra en sus
memorias, Linterna mágica, publicadas
por Tusquets. En realidad, en la mayoría de los casos se trató de proyectos
fracasados y colaboraciones abortadas, salvo el papel como productor que Donner
consiguió para su película Fanny y
Alexander.
Con
un cocodrilo compara Donner a Bergman, describiendo así su carácter iracundo (“era cuestión, pues, de quitar la mano antes
de que se la llevase de un mordisco”), pero también con un camaleón por su
oportunismo (“su entorno se veía obligado
a cambiar de color bajo la influencia de sus caprichos”) y con una
sanguijuela por su capacidad de vampirizar a sus colaboradores (“como una sanguijuela, durante años ha
conseguido chupar de J detalles íntimos y semiverdades psicológicas (…) también
con actores que estaban en su círculo o que han tenido relación sexual con él”).
El retrato de Bergman que resulta de este libro es de todo menos amable, tanto
que a veces el autor parece sentirse culpable, como si se hubiese pasado
derrochando hiel, y entonces desliza elogios sobre el talento bergmaniano o su
increíble minuciosidad y capacidad de trabajo –en realidad, lo único que no se
atreve a poner en duda-. Por todo lo demás, nos dibuja a un personaje
egocéntrico, megalomaníaco, cruel, sospechosamente apolítico y hasta avaricioso
(“Bergman solía rechazar las
manifestaciones honoríficas excepto cuando iban acompañadas de dinero”,
llega a decir). También aprovecha para recordar anécdotas que retratan este
carácter huraño y despótico, como cuando, supuestamente, echó al propio Donner
de su casa porque temía que le contagiase su resfriado.
No
nos pilla de sorpresa la caracterización de Bergman como la de un genio difícil
e intratable. En Linterna mágica el
propio Bergman se encargó de difundir esta imagen sobre sí mismo, sin
concesiones ni justificaciones (es notable el fragmento en el que se define
como un tirano que no es capaz de disfrutar del poder). Lo que resulta
desconcertante es la forma en que Donner lo hace. En principio, pareciera que
el libro es un homenaje póstumo al gran cineasta sueco. De hecho, Donner hizo
una serie de televisión sobre él en este sentido y publicó muchos artículos
favorables sobre su vida y obra. Sin embargo, lo que se trasluce de fondo es
una suerte de rencor, de frustración latente muy curiosa. La aspiración de
Donner es llegar a ser como Bergman. Con él establece una especie de relación
de admiración y reproche -sería demasiado tópico hablar de amor y odio-,
mientras que del maestro solo recibe indiferencia. Donner se configura de este
modo como un personaje relegado a un segundo plano, siempre acechando tras la
sombra del propio Bergman, incluso hasta en sus peripecias amorosas -tuvo una
relación con Harriet Andersson,
actriz de Un verano con Mónica o de Como en un espejo, entre otras, después
de que ella hubiese roto con Bergman-.
Es
sintomática, en este sentido, la forma de componer el libro: Donner “novela” su
escritura y se convierte a sí mismo en un personaje, que nombra con la inicial
J. Suele establecer paralelismos entre la vida de uno y otro, situándose desde
fuera: mientras Bergman gozaba de una cómoda existencia en Suecia, con una
familia burguesa que lo amparaba -aunque olvida explicar el clima de opresión
religiosa y de miedo que marcó su infancia-, J. vivía una dura existencia en
Finlandia, con sus guerras y posguerras; mientras Bergman conseguía fácilmente
financiación para sus proyectos, J. tenía que sortear numerosas penurias
económicas; mientras el talento de Bergman era reconocido por doquier, J. duda
constantemente de su validez artística.
El
libro queda lastrado de este modo con prescindibles reflexiones de J. sobre su
vida, en especial el capítulo referente al cáncer de pulmón que padeció -con
todos sus innecesarios detalles médicos, de escaso interés-. También sobran los
análisis, a mi modo de ver superficiales, sobre la compleja obra de Bergman, y
ni siquiera de la increíble Como en un espejo,
según él su preferida, se atreve a esbozar más que una interpretación
epidérmica y biempensante. ¿Dónde radica entonces el valor de este libro? Sin
duda, en su rareza, en la inquietante sensación que queda tras leerlo de no
saber quién es realmente Donner y qué pretendía con este libro, en la mezcla de
materiales confusos por donde asoma la personalidad de un anciano expansivo y
desubicado. Siendo sinceros, solo los amantes de Bergman disfrutarán con esta
peculiar obra. Dicho de otra forma más franca: únicamente es para los frikis del cocodrilo sueco… entre los
que me cuento.
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