Fernando
San Basilio
Impedimenta,
2012
ISBN: 978-84-15578-04-8
168
páginas
16,95 €
Introducción de Mercedes Cebrián
Daniel Ruiz García
Igual
que Auster no sería nada sin Nueva
York, o Murakami sin Tokio, la
literatura de Fernando San Basilio,
salvando las distancias, carecería de sentido sin La Vaguada. Por esa capacidad de
homogeneización y esa ausencia de carácter tan propia de los centros
comerciales, podríamos decir que la literatura de San Basilio tiene como eje el
macrocomplejo comercial, así, sin nombre ni apellidos, como gran recipiente de
todas las miserias laborales, sociales y sentimentales de los seres humanos que
lo usan y casi lo habitan. El autor posa la mirada sobre el centro comercial
pero en verdad esa mirada esconde una visión propia del mundo caracterizada por
una extraña mezcla de ingenuidad, cinismo y perspicacia.
En el
joven vendedor y el estilo de vida fluido, San Basilio ha recurrido a la
recreación estructural del Ulises de Joyce para mostrarnos un día en la vida
de Israel, un chico que trabaja en un corner de La Vaguada y que soporta con
serenidad y placidez las miserias de un trabajo basura donde se impone la
depredación y un concepto de la vocación de servicio cercano al esclavismo. Esa
placidez se la proporciona un libro de autoayuda encontrado casi por
casualidad, que le ofrece indicaciones y sugerencias de comportamiento y
conducta para alcanzar “un estilo de vida fluido”. Así va avanzando en su día,
descubriendo paulatinamente cómo la espiritualidad del camino mostrado por su
biblia del coaching se va derritiendo frente a una realidad burda y mundana a
la que no le queda más remedio que resignarse.
Lo
mejor de San Basilio, sin duda, es su mirada. Es lo que permite que una novela
como ésta, que en realidad no cuenta casi nada, se lea no sólo con agrado, sino
con excitación. La mirada de San Basilio encuentra además su perfecta
materialización estilística en una prosa aparentemente naïf, pero punzante como
pocas, con un dominio del fraseo más que notable y una facilidad pasmosa para
mantener al lector al constante límite de la carcajada.
Toda la
literatura de San Basilio tiene el mismo tono. Su personalidad estilística es
muy pronunciada, tiene carácter, y ese carácter va de la mano de una mirada del
mundo bastante cínica y yo diría deprimente. Sin embargo, su punto de mira
narrativo permite que sus novelas sean leídas no con desazón sino con gran
divertimento, y que logremos cerrar cada nuevo libro suyo con una sonrisa. En
ese sentido, San Basilio está muy en la tradición de la literatura satírica y
humorística española, a la manera quevediana, por lo que no cuesta reconocerle
el pedigrí. San Basilio no es nada moderno, pero ni falta que le hace: le basta
con ser un gran escritor, y el primero, que yo sepa, que ha consagrado su
literatura a cantarle a un centro comercial.
1 comentario:
Me ha parecido una reseña un tanto pobre. San Basilio es un excelente escritor y merece algo más. Merece, por ejemplo, que se diga que su nueva novela no tiene la chispa ni la espontaneidad ni la frescura ni es ni de lejos tan incisiva y sutil como las anteriores. Este nuevo libro es una copia aburrida del San Basilio que conocíamos y que nos gusta tanto.
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