El fin del mundo equivocado
Mauro Corona
Altäir, 2013. Colección "Clásicos Heterodoxos"
ISBN: 978-84-939274-9-3
176 páginas
19 €
Traducción de María Alida Ares Ares
Traducción de María Alida Ares Ares
Alejandro Luque
La irrupción en el mercado español, hace un par de años, del escritor
Mauro Corona, supuso una de esas buenas noticias que no se prodigan demasiado.
Su libro Fantasmasde piedra daba a
conocer a uno de esos escasos autores que conjugan una prosa más que brillante,
rica, enjundiosa, con una personalidad magnética: escalador, escultor, escritor
descubierto, como contamos en su día, nada menos que por Claudio Magris. Un
hombre como de otra época, de ese tiempo en que vivíamos en comunión con la
Madre Naturaleza, poseedor de secretos ancestrales vedados al urbanita del
siglo XXI.
El segundo libro de
Corona publicado en nuestro país es muy distinto de aquel fascinante rescate
del pasado. Ahora, el escritor de los Dolomitas mira hacia el futuro. Y lo que
ve, claro, resulta francamente desasosegante. El libro plantea una sencilla
hipótesis, nada descabellada: el mundo, exprimido hasta el límite por la
ambición humana, se queda sin carburantes: petróleo, carbón y energía
eléctrico. ¿Qué se puede hacer? El invierno de “la muerte blanca y negra” acecha
y toda la opulencia acumulada con avaricia por el llamado mundo desarrollado se
revela perfectamente inútil. Será necesario recuperar el trabajo manual, casi
olvidado, y los modos de vida sencillos y naturales para que la raza sobreviva.
El mensaje, de
evidente aliento ecológico aunque no ahorra algún mandoble para animalistas
extremos, es muy fácil de compartir. La mayor parte de los lectores de esta
reseña es consciente de que nos hemos vuelto masa improductiva, peor aún
consumidores compulsivos incapaces de arrancarle un tubérculo a la tierra,
pescar una lisa mojonera o desplumar un pollo. Hasta los críticos literarios se
llevan su merecido en esta visión distópica: “Hasta pocos días atrás, no
perdonaban ni una, y si algún autor les caía mal por cualquier motivo, ¡adiós
muy buenas!, el crítico declaraba que el libro de Fulanito de Tal era una
porquería…”. Sí, para los ricos y los pobres, Corona tiene estopa para todos.
Sin embargo, su
relato futurista, fascinante por momentos, muestra algunas fallas. La
principal, la facilidad con la que da por abolida la economía a las primeras de
cambio. No sólo hablamos del dinero, del valor del oro, que a lo largo de la
Historia ha fluctuado de un modo notable según épocas y culturas. No es eso.
Algo nos invita a pensar que las estructuras económicas, aunque convulsionadas
por la coyuntura extrema que se nos plantea, mutarían sin sucumbir por completo
al apocalipsis. Hay otra cuestión discutible, y es la fe de Corona en el efecto
redentor de la debacle energética. La cultura judeocristiana, tan arraigada
incluso en quienes no profesamos su credo, confía ciegamente en que el hambre,
el frío, las privaciones, sacan a la luz lo mejor del ser humano. Pero la
experiencia histórica y la intuición sugieren que no siempre es así, que con
harta frecuencia la desesperación y el miedo despiertan en nosotros a un animal
capaz de las peores bajezas. Es mejor no apostar al mundo feliz en un trance
como el que nos propone este libro: carecemos de garantías.
No obstante, vale la pena asomarse a estas páginas
y hacerse preguntas. Aunque el autor se vuelva un tanto reiterativo, aunque el
estilo no tenga la grandeza de Fantasmas de piedra, se hace necesario mirar hacia
el horizonte sin cinismo ni ingenuidad. La fantasía de El fin del mundo equivocado no especula con visitas extraterrestres ni
delirios cibernéticos de un futuro remoto: habla de cosas que están a la vuelta
de la esquina, y ante las cuales usted y yo, probablemente, nos
desenvolveríamos como perfectos inútiles. Sólo por eso vale la pena leerlo.
Dicho lo cual, si me lo permiten, les dejo y vuelvo a dedicarme a mis tomates,
por si acaso.
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