10 septiembre 2010

La farsa capitalista

El complejo de dinero

Franziska von Reventlow

Periférica, 2010

ISBN: 978-84-92865-11-6

176 páginas

17 euros






Carolina León


El libro El complejo de dinero está compuesto en la segunda década del siglo XX, en plena Primera Guerra Mundial: ese momento bisagra en que muchas cosas habían dejado de existir, o estaban en curso de desaparecer del todo.

Una de las cosas que estaban por borrarse de la faz de la tierra eran los privilegios de clase. Los patrimonios de la nobleza y las prerrogativas de pertenecer a una élite privilegiada. La propia autora, probablemente oliéndose lo que se avecinaba o por propia rebeldía interna, había dejado de lado sus beneficios heredados y, muy joven, se había lanzado a la vida bohemia. Ahora bien, tuvo que buscarse la vida. Y cuando la vida ya no se dejaba encontrar, tuvo que arreglar un matrimonio con uno que sí tenía dinero debajo del colchón, y era mucho mayor que ella.

Qué lástima, la jugada tampoco le salió bien. Porque justo llegaron los preliminares de esa Gran Guerra, que dejó atrás un mundo para abrir otro bastante incierto, y su anhelada herencia se perdió en un pequeño crack de banco local.

Hasta aquí la anécdota cierta que sirve como excusa para alumbrar esta historia. Y si alguno del resto de detalles con los que se compone también salieron de la experiencia propia -el balneario alpino, el ex marido borrachuzo, los amigos psicoterapeutas o el ruso emprendedor- no tiene mayor importancia. Porque lo que hace en este librito tierno y ácido Franziska von Reventlow es trascender las anécdotas en un cuento alegórico acerca de la relación que mantiene cada ser humano con esa instancia abstracta, tan poderosa, que llamamos dinero.

Tan abstracta es, que nuestra narradora lo personifica, lo trata como a un poder superior, como un ente inmanejable pero corpóreo: "Empezó (el dinero) a vengarse de mí, y lo infame de esa venganza fue que no sólo me evitaba sino que, dada su total ausencia, embargaba por completo mis pensamientos". En un tono entre sátira y sainete, se nos cuenta cómo esa mujer sale huyendo de sus acreedores y se interna por voluntad propia en un sanatorio mental del norte de Italia, con la intención de curar su “complejo de dinero”. Aquí, el psicoanálisis pujante es motivo de befa -como tantas otras cosas- y se presenta tratando como "complejo" tanto la eterna bancarrota de nuestra protagonista como las ganas de casarse del ruso.

Desde allí. y en formato epistolar, veremos a la mujer acostumbrarse a vegetar en compañía de otras personas, a la espera de una herencia que nunca llega, y la veremos contagiarles con sus desastrosas y aberrantes ideas acerca del dinero: que éste nos vicia, que cualquier intención sobre él no hace más que alejárnoslo, que intentar domesticarlo es inútil, que tenerlo es dilapidarlo...

Mientras, asistimos a las ridículas peripecias de un grupo de personas tan vicio ni beneficio como ella misma, seres que confían en que nada cambie para que todo siga igual. Pero, ¡ah!...

Literariamente puede resultar un libro parco, formalmente algo plano, sin florituras. Pero encierra dentro de sí -fuera del tiempo y, sobre todo, dentro del tiempo que lo alimentó- tal cantidad de conceptos retorcidos y perspectivas de vanguardia acerca de su mundo -ese mundo seminal en que el capitalismo era sólo una sombra de lo que es hoy en día-, que puedo decir sin empacho que es uno de los libros más inteligentes y subversivos que me ha tocado leer en los últimos tiempos. Esa narradora que se sienta a verlas venir, indolente, holgazana y derrochadora, es una alegoría contracultural de eso último que hemos perdido casi al cien por cien en nuestras sociedades deseantes y omnívoras: la capacidad de comportarnos como individuos y de tomar nuestras decisiones independientemente de lo que tengamos.

Esto no es fácil. No lo hacemos más porque simplemente la máquina empuja más fuerte. Pero esto lo escribió esta mujer hace ya un siglo. Ya nada es lo mismo, pero invita a pensar.

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