28 junio 2012

'Take Me Home, Country Roads'

Trilobites

Breece D'J Pancake

Alpha Decay, 2012. Colección "Héroes modernos"

ISBN: 978-84-92837-37-3

232 páginas

21 €

Traducción de Albert Fuentes

Presentación de John Casey




Fran G. Matute

Titulo esta reseña como una vieja y almibarada tonada 'country' del denostado John Denver por dos motivos. El primero, porque evoca un viaje por los alrededores de West Virginia que es donde transcurren la mayoría de los relatos incluidos en esta colección titulada Trilobites (1983) -que no es otra cosa que el 'corpus' literario oficial de ese autor de culto que atiende al extraño nombre de Breece D'J Pancake-. Y el segundo motivo se debe a una anécdota sobre la autenticidad en el arte que me ha venido a la mente y que está inspirada, precisamente, por John Denver.

Corría el año 1975 y se otorgaban los premios anuales de la Country Music Association (CMA). En el escenario, un imponente Charlie Rich (para el que os escribe, uno de los más grandes músicos de todos los tiempos y si no me creen lean el Feel Like Going Home de Peter Guralnick) abría el sobre que contenía el ganador al mejor artista del año. Dentro, el nombre del ya citado John Denver. La reacción: Charlie Rich le prende fuego a la tarjeta. ¿Cuál fue el origen de la controversia? ¿Había algún mal rollo personal entre Rich y Denver? ¿Le puso los cuernos con su mujer? No que se sepa. La polémica trae causa de una cuestión muy simple. John Denver no se podía considerar un artista 'country' de verdad. No era digno de formar parte de la CMA. Simplemente, no era auténtico, pero la industria lo premiaba porque había vendido miles de discos. Y eso para un oriundo de Arkansas que había desarrollado toda su carrera en Memphis y Nashville, como era Charlie Rich, era intolerable.

¿Por qué traemos a colación esta anécdota? Pues porque la lectura de Trilobites nos ha ido remitiendo, inexorablemente, a este tipo de autenticidad que surge de la cerrazón y la falta de miras, de la inopia y la autarquía que puebla muchas regiones de la América profunda. De hecho, el propio Breece D'J Pancake fue el primero en ondear la bandera del "paletismo", rehuyendo de cualquier intelectualidad que pueda desprenderse de sus escritos. ¿Es por ello un texto más auténtico? ¿Más válido? Digamos que la cotidianidad, la mirada limpia y natural, la prosa fluida y directa hacen mucho por dar valor a un relato. ¿Nos lo creemos más? ¿Son mejores las historias construidas sobre hechos reales que las nacidas de la pura ficción? No creemos que sea así. Pero cuando nos topamos con una obra literaria tan sencilla y tan potente como la de Breece D'J Pancake, uno no puede dejar de preguntarse para qué narices sirve la creación literaria.

Lo cierto es que desconocemos si los relatos que conforman este Trilobites están basados en sucesos más o menos reales -aunque mucho nos tememos que así son-, pero lo que sí podemos afirmar es que están escritos a través de una mirada pura, sin excesos de ironía, sin verse afectada por factores externos. Es esa labor de observador, de escudriñador del día a día, de defensor de la inmutabilidad, de reconocedor de los valores y las miserias que asolan una población abocada a la rutina la que, a nuestro juicio, debe premiarse literariamente. Los sujetos que dibuja Pancake en estos relatos podrían ser todos componentes del mismo clan familiar. Tienen vidas similares. Realizan acciones paralelas. Su credo es la caza menor, la camioneta estacionada desde hace meses dentro de la cual montan nidos las serpientes, esas que cuando mueren espachurradas en las carreteras secundarias cambian de color con el sol...

Los personajes de Pancake son apenas conscientes de que viven en una tierra que en su pasado tuvo su historia. Buscan trilobites por las laderas, pero no se dan cuenta que ellos mismos tienen casi la misma entidad que dichos fósiles prehistóricos. De hecho, pronto serán ellos mismos los que queden enterrados en esas laderas en las que el tiempo parece haberse detenido. Y sus habitantes son incapaces de salir de esa espiral de inactividad. Es más, muchos de los relatos de Pancake están construidos sobre un evento ligeramente distinto al día a día si bien nunca se entra en los detalles de dicha alteración de lo cotidiano. Pero el verdadero valor de la visión que Breece D'J Pancake ofrece de su particular "ruralismo ilustrado", insistimos, es la autenticidad. Un autor que defendió sus orígenes provincianos a capa y espada, que renegó del cosmopolitismo y que dejó su visión del mundo en unos cuantos textos de altísima calidad narrativa. Sin contemplaciones, sin sentimentalismos, sin florituras, sin pasiones, sin sarcasmos. Cuando alguien se despoja de todo lo superfluo que tiene el ser humano y lo expone de forma tan brillante en un papel, hay que quitarse el sombrero y aplaudir su osadía como la de un auténtico filósofo que tras conocer la realidad que nos rodea decidió quitarse la vida en 1979 sin haber visto consolidado su éxito literario. A eso lo llamo yo saber entender la vida.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Cuántas docenas de autores de culto de Virginia, de jóvenes promesas de Arkansas, de escritoras sorprendentes de Alabama y de clásicos olvidados de Minnesota nos faltará descubrir este año? ¿En qué momento España decidió qué solo leería escritores anglosajones? Y todo para leer libros que podrían escribir un joven murciano imitador de Carver o una señora de Alcobendas, alumna aventajada del taller literario de su biblioteca municipal.
Y la reseña habla de paletismo...

Fran G. Matute dijo...

Es cierto que últimamente están publicándose en España muchos libros escritos por autores norteamericanos de "provincias", pero de ahí a decir que el país entero ha decidido sólo leer a escritores anglosajones...

Creo que la visión que ofrecen estas historias es fresca y distinta porque de los EE.UU. nos ha llegado históricamente o el rollo beatnick-realismo sucio o la intelectualidad judeo-cristiana y postmoderna (casi siempre ambientado en las grandes ciudades) pero no teníamos, literariamente hablando, la visión de los estados periféricos como los que menciona Anónimo, por ejemplo.

En cualquier caso, precisamente por ese halo de autenticidad que destaco en la reseña, creo que lo que cuentan estas historias no es tan fácilmente copiable. O has vivido en esos sitios y has padecido esa forma de vida sedentaria y aislada o, por mucho que imites a Carver, no te sale...

Ilya U. Topper dijo...

No conviene exagerar. En los últimos tres meses, Estado Crítico ha publicado 62 reseñas. De estos autores, 18 son españoles, 16 estadounidenses, 6 italianos, 5 franceses, 2 rusos, 2 yugoslavos, 2 argentinos, y los demás diez son de Chile, Sudáfrica, Finlandia, Polonia, Rumanía, Suecia, Alemania, México e Inglaterra. Es decir, la cuarta parte del total son estadounidenses. ¿Es un peso injustificado en el total? Es alto, desde luego, pero a) Estados Unidos tiene una población 5 veces mayor que Francia o Italia, de manera que también cabe esperar una producción literaria mayor, y b) lamentablemente, y eso sí que es lamentable, las traducciones del inglés son frecuentes en España, pero prácticamente no hay traductores, o las editoriales no emplean o no invierten en traductores del árabe, serbocroata, turco... Estado Crítico sólo puede reseñar lo que trae el mercado español, y si bien probablemente algunos reseñistas tengan una inclinación marcada hacia la literatura estadounidense, otros simplemente estamos en dique seco esperando que alguna editorial saque un libro escrito en un idioma que no sea el anglosajón.

Anónimo dijo...

Qué interesante! A mí la proporción de autores americanos, casi igual a la de españoles, me parece exagerada, desproporcionada. El argumento demográfico es descabellado, pues entonces solamente deberíamos leer a autores chinos e indios. Creo que se trata, como ya lo han señalado varios críticos, de simple "papanatismo colonizado", obviamente no de Estado Crítico, o no sólo de este, sino del sistema literario español.
Por hacer dos comparaciones de las muchas que podrían hacerse, me parece tonto y absurdo que haya 16 reseñas a libros americanos (en general obras de interés marginal, encima) y solamente 4 a libros latinoamericanos y ninguna a alguna obra portuguesa.

Vero dijo...

Como puedo hacer para recibir un ejemplar de la obra en el departamento que alquilo en Buenos Aires? Ya que segun lo que comentan aquí, pienso que me puede interesar y no lo he visto en las librerías locales.
Saludos