10 noviembre 2011

Ni miedo ni piedad

El asiento del conductor

Muriel Spark

Contraseña, 2011

ISBN: 978-84-937818-6-6

127 páginas

14,60 €

Traducción de Pepa Linares

Prólogo de Eduardo Lago



Coradino Vega

Uno de los efectos más comunes del cine sobre la lectura es ponerles cara a los personajes, ¿no? Pues bien, en este caso yo me he imaginado a Lise, la extravagante protagonista de esta fascinante novela corta, no sólo con el rostro de la madre de la teleserie A dos metros bajo tierra, sino con su mismo modo de hablar, con la misma manera ―entre surrealista, insólita y disociativa― de percibir la realidad e incluso con la misma forma estrafalaria de actuar, vestirse y convertir cada hecho en un acontecimiento inesperado. Todo resulta cómico desde la primera página, estrambótico, inaudito, tan psicodélico como el abrigo de Lise: de una arrolladora libertad. Pero con poco que se avance en la lectura ―lo cual no resulta difícil, pues Muriel Spark (Edimburgo, 1918-Civitella della Chiana, 2006) narra y dialoga con una fuerza salvaje que te sumerge rápidamente en ella con una desenfadada ligereza―, ese mismo humor se tiñe de negro. No en vano, estamos ante una historia policiaca, ante la reconstrucción de un crimen, por más que su estructura desmonte cualesquiera convenciones del género y adopte un punto de vista temporal a la inversa, es decir, se mueva del futuro-presente al presente-pasado subvirtiendo la cronología lineal con la misma desvergüenza, en el mejor sentido de la palabra, que rezuma todo en esta novela.

Como dice Eduardo Lago en su magnífico prólogo para introducirnos en esta autora casi desconocida (también son excelentes la traducción y la ilustración de la cubierta), la inclasificable obra de Muriel Spark se caracteriza por la mezcla de lo trágico con lo cómico y lo grotesco: narradores de ultratumba, miembros de la Cámara de los Lores incapaces de perpetrar un parricidio a derechas, abuelas contrabandistas que ocultan un alijo de diamantes en la miga de una baguete, platillos volantes que se muestran interesados por la suerte de los personajes, etcétera. La intención de Muriel Spark al escribir esta novela fue además la de “aterrorizar deleitando”. Así que uno asiste entre divertido y espeluznado a unos diálogos en los que siempre se pierde de vista el contexto referencial y la gente se grita o aprieta los labios; avanza en el viaje que emprende la nórdica Lise a una ciudad del sur mientras la acompaña en su deambular contra todo raciocinio; va descubriendo poco a poco que nada es lo que parece ser y que, por más ‘flashforwards’ que nos quieran reconducir, se nos oculta lo más importante. La prosa de la Spark es natural, fresca, afilada como una navaja; su magistral economía de medios narrativos, la exacta para contar la crueldad de la manera más indiferente posible. El resultado es un cóctel tan perturbador como inflamable: metan en una batidora a Natalia Ginzburg, a Aurora Venturini y a Patricia Highsmith, y obtendrán la mirada oblicua, extraordinaria y sorprendentemente genuina de esta escritora que llevó una vida tan excéntrica como la de sus personajes. Muriel Spark se fija frívola, casi obsesivamente, en los detalles pequeños ―un tejido, una mancha, unos labios, un concepto― y nos describe los temas grandes bajo el tamiz de la sátira, pues es por medio de su macabro humor que nos muestra el lado más absurdo y oscuro del comportamiento humano. Los motivos que llevan a la muerte a Lise son tan tristes como lunáticos o, lo que es lo mismo, la consecuencia muchas veces inevitable de vivir en un mundo sin consuelo, desquiciado. Todo parte y desemboca en el desconcierto. La sensación de genialidad es constante. Al terminar, uno se queda maravillado ante esta pequeña obra maestra, pero también desasosegado porque intuye que de lo que de verdad nos ha querido hablar Spark es de algo todavía más tremendo: de la obscena impostura de las demostraciones del miedo y la piedad o, quizás, de la ausencia de ellos.

3 comentarios:

José Martínez Ros dijo...

La referencia a "A dos metros bajo tierra" que es mi serie de televisión favorita de todos los tiempos hace que aumenten mis deseos de empezar a explorar la obra de la Sra Spark. ¿Por què libro me aconseja empezar?

Coradino dijo...

Pues no lo sé, Sr. Martínez Ros: es el primero que le leo. Me consta que sus novelas más conocidas son "La plenitud de la señorita Brodie" (inspirada en su terrible maestra), "Las señoritas de escasos medios" y "Memento mori", pero sin duda creo que este del asiento del conductor es un librito tan incitador que podría resultar oportunísimo para abrir boca.

José Maria Moraga dijo...

Perdonad la pedantería (o el toque de Filolgía Inglesa), pero Muriel Spark no es precisamente una autora oscura o semidesconocida en el ámbito anglosajón. Era Dama del Imperio Británico y hace tiempo que se estudia en los manuales de literatura, amén de ser frecuentemente antologada.