Eliacer Cansino
Anaya, 2009
ISBN: 978-84-667-8445-0
256 páginas
10 €.
Anaya, 2009
ISBN: 978-84-667-8445-0
256 páginas
10 €.
VI Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil.
Joaquín Blanes
Esta novela es un homenaje a un barrio variopinto, rico en su diversidad y en su característica de ciudad dormitorio, pero también es una crítica a lo que bajo ese colorido abanico racial conlleva la marginalidad y al modo en que nos comprometemos con nuestros vecinos, al nivel de implicación que debemos o queremos tener con los que nos rodean.
Alfarache tiene la dualidad de lo hermoso y lo terrible y Eliacer Cansino lo conoce bien porque, aunque sumergido en la ficción de una trama, sigue dando clases en el instituto más emblemático de la zona: el Mateo Alemán.
Quien conozca el barrio, quien lo haya transitado, conoce el cruce de la avenida 28 de febrero, conoce la torreta (la torre de Babel del libro) donde lamentablemente se hacinan los emigrantes y donde la convivencia comienza a ser difícil.Quien conoce el Alfarache descrito en Una habitación en Babel, sabe lo que es El Monumento, lo que significa ese Sagrado Corazón, lo que se cuece en la Esquina del gato, lo que se fragua en la plaza de Correos. Quien no lo conozca, se puede hacer a la idea porque todas las ciudades tienen una periferia en la que crece la emigración y el paisaje de ropa tendida adquiere un colorido mosaico y el olor a especias se esparce por el ambiente como señal inequívoca del mestizaje, pero no se puede olvidar, forzosamente, la idea de lo marginal, de lo conflictivo.
La virtud de esta novela es que no hay buenos ni malos, hay héroes porque en la ficción tiene que haberlos, pero estos héroes tienen una complejidad que resalta sus virtudes y debilidades.
La novela es coral, pero parece centrarse a medida que avanza la trama en un personaje, un profesor de filosofía llamado Ángel Martínez. De una forma involuntaria se verá envuelto en la necesidad de un tercero, Nor, un inteligente muchacho que decide dejar el instituto para ir a buscar a su hermano pequeño.De alguna manera esta novela es una novela de aprendizaje, lo que en literaturan llaman Bildungsroman, es lo que, en el fondo, les sucede a Marcos y Berta, cuando se enfrentan directamente a la realidad de su barrio.
Eliacer Cansino es uno de esos autores que trabajan como la hormiga de la fábula y cuya constancia es la que, tarde o temprano, le concederá el reconocimiento público merecido a una escritura brillante, imaginativa y pulcra. Su estilo es de una corrección abrumadora y su imaginación tiene la capacidad de crear historias complejas plagadas de avatares para los personajes. Siempre preocupado por su condición de profesor, no puede evitar incluir elementos didácticos más o menos camuflados, teorías filosóficas que ayudan al lector más juvenil a la reflexión y al más adulto al recuerdo de su tiempo de estudiante.
Nada es gratuito y eso se agradece, la complejidad de la trama se completa con unos personajes bien dibujados, llenos de contradicciones, miedos y actitudes irracionales que serán motivo de acciones un tanto alocadas.
A diferencia de otros libros de Cansino, éste tiene una clara vocación juvenil, se nota en el trato con el que el autor se aproxima al lector y aunque es más natural cuando escribe para sí, sin pensar en el público juvenil, como sucede en el excelente libro La apuesta de Pascal; no quita para apreciar y disfrutar de un libro que nos acerca a una realidad cada vez más tangible y conflictiva como la propia convivencia exige.
Es una pena que el libro, tal vez por las prisas editoriales, no haya pasado una corrección más detallada, porque esta primera edición está llena de erratas que, es comprensible, se le pueden escapar al autor y se convierten, para el lector, en incómodas tachas de café. entre las páginas . Es una lástima porque la edición está muy cuidada y además tiene un precio muy razonable.
Joaquín Blanes
Esta novela es un homenaje a un barrio variopinto, rico en su diversidad y en su característica de ciudad dormitorio, pero también es una crítica a lo que bajo ese colorido abanico racial conlleva la marginalidad y al modo en que nos comprometemos con nuestros vecinos, al nivel de implicación que debemos o queremos tener con los que nos rodean.
Alfarache tiene la dualidad de lo hermoso y lo terrible y Eliacer Cansino lo conoce bien porque, aunque sumergido en la ficción de una trama, sigue dando clases en el instituto más emblemático de la zona: el Mateo Alemán.
Quien conozca el barrio, quien lo haya transitado, conoce el cruce de la avenida 28 de febrero, conoce la torreta (la torre de Babel del libro) donde lamentablemente se hacinan los emigrantes y donde la convivencia comienza a ser difícil.Quien conoce el Alfarache descrito en Una habitación en Babel, sabe lo que es El Monumento, lo que significa ese Sagrado Corazón, lo que se cuece en la Esquina del gato, lo que se fragua en la plaza de Correos. Quien no lo conozca, se puede hacer a la idea porque todas las ciudades tienen una periferia en la que crece la emigración y el paisaje de ropa tendida adquiere un colorido mosaico y el olor a especias se esparce por el ambiente como señal inequívoca del mestizaje, pero no se puede olvidar, forzosamente, la idea de lo marginal, de lo conflictivo.
La virtud de esta novela es que no hay buenos ni malos, hay héroes porque en la ficción tiene que haberlos, pero estos héroes tienen una complejidad que resalta sus virtudes y debilidades.
La novela es coral, pero parece centrarse a medida que avanza la trama en un personaje, un profesor de filosofía llamado Ángel Martínez. De una forma involuntaria se verá envuelto en la necesidad de un tercero, Nor, un inteligente muchacho que decide dejar el instituto para ir a buscar a su hermano pequeño.De alguna manera esta novela es una novela de aprendizaje, lo que en literaturan llaman Bildungsroman, es lo que, en el fondo, les sucede a Marcos y Berta, cuando se enfrentan directamente a la realidad de su barrio.
Eliacer Cansino es uno de esos autores que trabajan como la hormiga de la fábula y cuya constancia es la que, tarde o temprano, le concederá el reconocimiento público merecido a una escritura brillante, imaginativa y pulcra. Su estilo es de una corrección abrumadora y su imaginación tiene la capacidad de crear historias complejas plagadas de avatares para los personajes. Siempre preocupado por su condición de profesor, no puede evitar incluir elementos didácticos más o menos camuflados, teorías filosóficas que ayudan al lector más juvenil a la reflexión y al más adulto al recuerdo de su tiempo de estudiante.
Nada es gratuito y eso se agradece, la complejidad de la trama se completa con unos personajes bien dibujados, llenos de contradicciones, miedos y actitudes irracionales que serán motivo de acciones un tanto alocadas.
A diferencia de otros libros de Cansino, éste tiene una clara vocación juvenil, se nota en el trato con el que el autor se aproxima al lector y aunque es más natural cuando escribe para sí, sin pensar en el público juvenil, como sucede en el excelente libro La apuesta de Pascal; no quita para apreciar y disfrutar de un libro que nos acerca a una realidad cada vez más tangible y conflictiva como la propia convivencia exige.
Es una pena que el libro, tal vez por las prisas editoriales, no haya pasado una corrección más detallada, porque esta primera edición está llena de erratas que, es comprensible, se le pueden escapar al autor y se convierten, para el lector, en incómodas tachas de café. entre las páginas . Es una lástima porque la edición está muy cuidada y además tiene un precio muy razonable.
1 comentario:
Me encanta la idea de que alguien novele en nuestros barrios. Ganas de leerlo.
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