27 octubre 2009

En busca del lector descreído

Apuntes para un futuro manifiesto

Fernando Luis Chivite

DVD, 2009.

ISBN: 978-84-96328-93-0

76 páginas.

8 €.



Juan Carlos Sierra


Apuntes para un futuro manifiesto de Fernando Luis Chivite se lee como una especie de ajuste de cuentas con el pasado del personaje poético, que mucho nos tememos tiene más de un punto en común con el autor del poemario. En cualquier caso, el individuo que habla en estos poemas no importa demasiado –aunque tenga DNI, hipoteca o nación-, puesto que, afortunadamente para el libro y su perpetrador, los textos traspasan lo meramente anecdótico-confesional para buscar al lector en cualquiera de los pliegues de su propia existencia.

Pero no a un lector cualquiera. Si hay libros que requieren una edad y, sobre todo, un estado de ánimo determinados, se puede afirmar que Apuntes para un futuro manifiesto se encuentra dentro de esta categoría. De modo que aléjense de él quienes aún sigan sintiéndose en plena forma, quienes todavía sean capaces de recuperarse de una resaca a la mañana siguiente, quienes no decoren de momento las estanterías de casa con las fotos de los hijos, propios o ajenos, los sobrinos,… O, dicho de otro modo, probablemente no les interesen nada los poemas de Chivite a quienes sientan que la vida o es extraordinaria o no es, o es exceso o no es, o es promesa y hallazgo… o no merece la pena ser vivida.

Y es que desde los primeros poemas de Apuntes para un futuro manifiesto el autor navarro deja muy clara su postura: “… Me he hundido en el horror y he aceptado/ el mundo, (con tristeza lo digo).// Digamos que al final he acabado aceptándolo,/ que viene a ser lo mismo que decir que he dejado/ de creer.// Y no me queda otro remedio que asumir/ que lo que empieza ahora es ya completamente/ otra cosa” (‘Poema del descreimiento’). Este discurso del que ha sufrido en carne propia las frustraciones y los desengaños se va desarrollando y matizando a lo largo del libro con una nitidez y un aparato argumentativo tan irreprochable, que el lector llega a los últimos poemas o plenamente del lado del personaje poético o justo en sus antípodas; supongo que eso dependerá precisamente del punto cronológico y anímico en que se encuentre el lector en su particular recorrido vital.

Este diálogo que establecen los poemas de Apuntes para un futuro manifiesto con el lector es probablemente uno de los mayores aciertos del conjunto del poemario. Otros tienen que ver con el lenguaje y el estilo: claro, directo, versolibrista, sin aparataje lírico artificioso, manejo efectivo del encabalgamiento –especialmente el que los libros de retórica llaman abrupto- y adaptación novedosa del haiku. Sólo un pero en este sentido: el ‘Caligrama de la álgida visión’, perfectamente prescindible por su ineficacia.

Así, pues, quien busque la osadía posmoderna en el lenguaje poético -el discurso fragmentario, la ironía demoledora, la quiebra de la sintaxis y la imágenes imposibles- o quien esté interesado en seguir repitiendo los modelos vitales de la más rancia tradición de la modernidad –especialmente la emulación del héroe romántico-, se puede ahorrar los 8 euros que cuesta el libro o la visita a la biblioteca municipal. O quizá no, ya que en Apuntes para un futuro manifiesto hay una lección de poesía y de vida que puede funcionar como vacuna perfecta para los infectados por la epidemia de gripe A de la eterna juventud, ambas -gripe y juventud- tan ficticias.

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